Casi todo, pensamiento, personas y recursos, los dedica el país, y la ciudad, al enfrentamiento a la epidemia que no permite bajar la guardia. Sin embargo, junto a las acciones por mantener, cuanto se pueda, la vitalidad económica, La Habana no descuida sus pendientes.

Se impulsa y estimula la producción de alimentos, en el campo y las minindustrias, prosiguen los programas de convertir albergues de tránsito en viviendas, se promueve no descuidar la vigilancia antivectorial. La mirada también ha sido puesta en una deuda: el estado de los hogares de ancianos.

“En la provincia contamos con 18 hogares de ancianos, además de centros sicopedagógicos y casas de abuelos para la atención a esos grupos poblacionales”, explica el doctor Iván González Barea, subdirector provincial de economía y servicios, de la Dirección Provincial de Salud.Un programa de intervención en curso persigue darles sostenibilidad y mantenimiento a los 18 centros. “De los primeros, ya nueve tienen fuerzas constructoras y se están ejecutando obras, con el apoyo del Gobierno, el Ministerio de la Construcción y el Grupo Empresarial Constructor de la Administración Local (Gecal)”, dijo González.

El trabajo persigue lograr un mejor confort de estos ancianos. “Aunque teníamos aprobado los proyectos y el dinero, en la mayoría de estos el nivel de ejecución ha sido bajo por la epidemia, que hizo se retrasara el proceso en los nueve que mayores problemas constructivos tenían. Con el apoyo del Gobierno, el avance es mayor”.

SIN DETENER LA ATENCIÓN

Los centros –destacó el subdirector– continuarán prestando servicios. “El trabajo se va a ser de manera gradual, trasladando a los ancianos hacia diferentes áreas, en la medida de que se vaya ejecutando el proceso constructivo”, puntualizó. En los primeros inmuebles se harán acciones menores: sustitución de herrajes en baños y servicios sanitarios; lámparas, luminarias y tomacorrientes, pintura e impermeabilización de techos, donde corresponda.

Entre los hogares cuya reparación deberá concluir en la primera etapa se encuentran Para empezar a vivir, municipio de Playa; La Lupe, el número 3 y Juan Lefont, en Cerro; Lazo de la Vega, en La Lisa; Chung Wah y Bernarda Toro, en San Miguel del Padrón; 28 de Enero y General Francisco Peraza, en Diez de Octubre y el 13 de Marzo, de Guanabacoa; La Colonia, en Boyeros, y Celia Sánchez, en La Habana del Este.

Foto: Gabriel Valdés Valdés 

MAYOR COMPLEJIDAD

Entre los que se proyecta terminar en una segunda etapa, por su nivel de deterioro, se requerirán labores de albañilería, reparación de redes sanitarias y cubiertas. De acuerdo con González, en esta fase, con acciones de mayor complejidad, se incluyen en el municipio Plaza, el Aneiro Subirat; en Centro Habana, el Alfredo Gómez Gendra, sobre todo en el primer piso; Hermanas Giralt, de Marianao; el hogar de Boyeros, y San José, en Guanabacoa.

Según actualizó el doctor González, hasta el momento, el mayor avance se ha producido en la organización del proceso en los municipios y, debido a las limitaciones de recursos, se adopta la estrategia de recurrir a la producción local de materiales de construcción, a los contratos para la adquisición por la vía empresarial de aquellos que fabrican las Cooperativas No Agropecuarias y, otros, como enchape y pintura, en empresas estatales.

Durante el proceso, se espera de las fuerzas constructivas una ejecución de calidad, en correspondencia con la función social de estas instalaciones y la decisión de la ciudad de, en momentos complejos, destinar presupuesto y recursos para mejorar las condiciones físicas de los inmuebles. A su vez, concluidas las obras, deberá primar el compromiso del personal de atención tanto en el trato amable y profesional hacia ancianas y ancianos y el cuidado extremo de lo reparado, para que dure.