Toca a las mujeres el arte supremo de acunar en sus vientres al futuro antes de que este llegue al mundo. Desde el instante en que la fragua sagrada de sus cuerpos comienza a gestarse una nueva vida, toda ella cambia, se transforma, se llena de desvelos y se da por entero al ser que en sus entrañas carga.
Mas, el camino hasta el momento del parto es largo y no pocas veces lleno de escollos, tanto para la futura madre, como para el niño, o niña, que consigo trae. Ello implica, que en oportunidades las gestantes necesiten de cuidados especiales, para lo cual, en Cuba, se han creado hogares maternos donde las embarazadas cuentan con atención médica las 24 horas del día.
Para conocer sobre la forma en que trabajan esos centros en tiempos de la COVID-19, visitamos el Palacio de la Vida, en el municipio de Cotorro. Vale aclarar que, en esa institución, tras lavarnos las manos y limpiarnos los pies con hipoclorito, las enfermeras comprobaron que no teníamos signos catarrales ni fiebre.
Una vez superadas estas necesarias medidas de prevención, conversamos con la doctora en Medicina General Integral (MGI) Mariuska Corbillón Sánchez, quien está certificada en Obstetricia, y con varias de las embarazadas que en ese Hogar Materno se encuentran.
Con capacidad para 20 gestantes, en el Palacio de la Vida se han visto precisados a reestructurar la distribución de las camas, para cumplir con el necesario distanciamiento. Ello llevó a reducir a 15 la capacidad de esa instalación, en la cual al momento de nuestra visita se encontraban ocupadas 14.
Sobre el trato que allí reciben las embarazadas en esta contingencia sanitaria, nos comentó la Dr. Corbillón Sánchez: “Se siguen haciendo las actividades normales, con la limitación en estos momentos de las visitas a las embarazadas. Continuamos con la realización de todos los exámenes complementarios, ultrasonidos, las consultas en el hospital cuando les tocan, para lo cual reportamos el transporte para su traslado.
“En estos momentos tenemos embarazadas de bajo peso, adolecentes, dos gemelares, hipertensas, abortadoras y pacientes con pesario puesto. La estadía depende del tiempo con que ingresen y de sus patologías. Muchas se pasan todo el embarazo aquí. Esas son las abortadoras, las que tienen pesario. Las gemelares ingresan a las 20 semanas, hasta las 36 semanas que se trasladan para el hospital”.
Otro aspecto que no se descuida es la dieta, acorde a las características de cada paciente. Y por las noches el cuidado continúa: la instalación es resguardada por un custodio; las embarazadas, por la enfermera. Ante cualquier emergencia, se reporta de forma inmediata al SIUM y a un puesto de mando existente en el municipio.
Pero, ¿cómo han interiorizado las embarazadas la importancia de cumplir con las medidas higiénico-sanitarias en esta etapa de contingencia?
-Ellas hasta ahora han estado muy de acuerdo con las medidas de limitaciones de la entrada de sus familiares”, explica Carbillón Sánchez, quien agrega “cuando entra una nueva paciente, la recibimos en la puerta, se les lee el reglamento del Hogar Materno, agregando las limitaciones de la visita. Hasta ahora, todas las que han ingresado han estado de acuerdo”.
Mas, cuidar de las embarazadas y del futuro que en sus vientres se fragua, no es cosa de una sola persona. Junto a la doctora se encuentran cinco enfermeras y una supervisora. A ellos se suman un obstetra, que visita el centro dos veces a la semana, además de la administradora, cocineras y personal de limpieza. Toda una tropa que suma esfuerzos, junto con las autoridades políticas, administrativas y de salud del municipio, para que cada vida que en esa instalación se gesta, llene de luz el mañana.
LAS EMBARAZADAS
Sheila Rivero Córdova es una joven de 21 años que tiene su residencia en La Portada, en el municipio de Cotorro, es una de las dos gemelares que se encuentran en el Palacio de la Vida. Ella ya es madre de dos varones (uno de cinco años y otro de año y medio), y ahora está esperando dos hembras.

Se encuentra en esa institución médica desde la semana 20 y ya cuenta con 34. Sobre el trato allí recibido comenta: “Me siento muy bien, el trato es el mejor. La alimentación igual. Los médicos siempre pendientes, los exámenes a su tiempo. Estaré aquí hasta las 36 semanas, cuando me mandarán al hospital”.
Para Sheila, con dos niños pequeños, este ingreso es muy difícil, pero ella comprende es lo mejor para sus bebés y para sí misma. “Entiendo que el país pasa por momentos difíciles, mas pese a ello, siempre está pendiente de las embarazadas, los niños, las personas mayores. Aquí el trato es lo máximo. Cuando una está embarazada siempre existe temor, una quiere que todo salga bien, pero estoy feliz con lo que ha hecho la Revolución y me siento segura de que todo va a salir bien.
“Desde que comienza el día, nos toman la temperatura, revisan los signos vitales, la doctora pasa visita constantemente, pregunta cómo nos sentimos, toma la altura uterina. Los días entre semanas tenemos la visita de los ginecólogos, de los doctores de los consultorios que se mantienen pendientes de nosotras, nos hacen análisis, ultrasonidos.
“El lavado de las manos y el uso del nasobuco aquí dentro, el cambio diario de la ropa y las sábanas, el hipoclorito en la puerta y en la entrada del baño, constituyen medidas higiénicas de obligado cumplimiento. Este, sin duda alguna, es el mejor lugar para una embarazada gemelar”.

Yanelsy Rodríguez Pelegrín a sus 41 años, y con un niño 12, se encuentra embarazada de 27 semanas. El caso de ella es de los llamados de riesgo, pues a la edad, suma el hecho de ser hipertensa. Nadie mejor que ella, que trabaja como médico en el Mariel, sabe la necesidad de su permanencia en el Hogar Materno y de cumplir con todas las medidas higiénico-sanitarias para superar la pandemia y proteger su embarazo.
El teléfono y la Internet se han vuelto los mejores aliados de estas mujeres que aguardan, lejos de casa, a tener en sus brazos al ser que ahora cargan en su vientre. La distancia y la añoranza se acortan gracias a esas tecnologías, las cuales permiten al futuro papá seguir de “cerca” el embarazo de su pareja, hecho del cual no son excluidos amigos ni familiares.