En el lobby del hotel Deauville, de la cadena Gran Caribe, una pareja de turistas se acerca al puesto médico, donde la doctora y la enfermera les preguntan cómo amanecieron y les toman la temperatura. Otros, hacen ejercicios en la zona de la piscina, para que el cuerpo no se acostumbre al ocio. Mientras, en la instalación, como en otras de su tipo, el movimiento no cesa.

Alexis Romero, del equipo de mantenimiento del Deauville, instala una nueva cafetera en el bar de la piscina. Foto: Raquel Sierra

Con 13 instalaciones y 3 485 habitaciones, en cinco municipios, La Habana representa el 20 % del total de cuartos del grupo Gran Caribe a lo largo del país.

“En la actualidad, funcionan con capacidad reducida Deauville, Habana Libre, Neptuno-Tritón y Nacional de Cuba, el resto está en cierre de compactación, cuando se garantiza la seguridad de inmuebles y bienes y se realizan acciones para conservar la vitalidad de su estructura y sistemas tecnológicos, según las normas de hotelería”, explica Isabel Arbona Hardy, delegada de Gran Caribe en la capital.

“Este es el momento oportuno para dar mantenimientos preventivos y aquellos ya planificados, con los recursos para hacerlos. En nuestro caso, debe tenerse en cuanta que son hoteles con historia, cultura y muchos años de explotación”.

Múltiples son las labores, entre ellas, rehabilitación de la marquesina del Hotel Presidente, la fachada del Nacional, montaje y reparación de elevadores en el Habana Libre y Riviera, recuperación de habitaciones en el Vedado-SaintJohn´s, así como la jardinería “para tener un mejor producto una vez se reanude el turismo”, dijoArbona.

Unas las asumen con recursos propios; otras corren a cargo de la Inmobiliaria del Turismo. Para Carmen López Pérez, especialista de servicios técnicos en Gran Caribe La Habana, esta etapa es propicia para hacer mejoras al producto hotelero, incluso, en algunas instalaciones, no se habían podido ejecutar para no perjudicar la calidad del servicio. “Las acciones se acometen con disciplina, seriedad, uso racional de los recursos y velando por la calidad, verificada por los mandos encargados de esa esfera”.

POR UNA HOTELERÍA MEJOR

El joven Gerardo Joan Limia Placeres es el director del Deauville, de 144 habitaciones, que todavía acoge turistas. “Tenemos asegurada la atención de Salud las 24 horas, con una doctora y una enfermera, que igualmente pesquisan a los trabajadores del centro”, sostiene.

Según Limia, desde finales del año pasado se realizan diversos trabajos: fachada y pulido de pisos en portal–por la Inmobiliaria del Turismo–, otros, por su equipo de mantenimiento, todo con la mirada puesta en dar un mejor servicio cuando todo retome su cauce habitual.

El equipo propio, de cinco personas, tiene a su cargo la reparación de la piscina y sus servicios, el mantenimiento de cien habitaciones, incluidos pintura, baños, aires acondicionados y muebles–, en tanto la dirección del grupo analiza acciones en la cocina y el restaurante, destaca Iván Gilberto Oliva Solano, jefe de servicios técnicos.

Ellos trabajarán también en el lobby, carpeta, bar, cuarto de bombas y las taquillas y baños de los trabajadores. “Cuando el hotel está en operaciones, es difícil hacer trabajos de esta envergadura, por eso aprovechamos el momento”, dice Oliva.

De acuerdo con Arbona, esta es también una oportunidad para ir a los detalles en todas las acciones.