La agricultura cubana tiene ante sí el reto de no solo cumplir los planes de 2020, sino sacarle a la tierra muchos más frutos de lo previsto para poner en la mesa alimentos locales y autóctonos, tanto hoy como en los días en que logremos vencer a la pandemia. Este es también un imperativo de la agricultura habanera.
En mesa redonda televisiva, el ministro de Agricultura, Gustavo Rodríguez Rollero, destacó que los llamados a producir y acopiar más han encontrado oídos receptivos entre cooperativistas, campesinos individuales y trabajadores de empresas estatales, aun en el contexto de intensa sequía que hace agrietarse la tierra y secarse charcos y represas.
Según dijo, en los últimos tiempos se ha logrado un incremento de 20 por ciento en los acopios de productos agrícolas, con una presencia relativamente mayor de productos en los Mercados Agropecuarios Estatales (MAE), así como entregas a hospitales y centros de aislamiento social, donde se da la batalla por la vida.
En todo el país, dijo, se comercializan a la población unas 44 319 toneladas de papa, hay estabilidad en las entregas de huevo, como consecuencia de la prioridad concedida a la adquisición del alimento animal, tendencia que debe mantenerse en meses venideros, pese a las limitaciones agudizadas del bloqueo estadounidense.
El uso de implementos fabricados localmente, la producción de semillas propias, el uso de la tracción animal y la aplicación de materia orgánica, tabaquina y medios biológicos, son algunas de las alternativas que pone en práctica hoy el sector agropecuario.
No obstante, dijo, persisten actitudes que no se corresponden con la complejidad del momento: subdeclaración de la producción y siembras realizadas, cultivos no reportados y contratados oficialmente, desvíos de las producciones a otros destinos no autorizados, así como ilegalidades y delitos con la producción terminada. Ante ello, Rodríguez Rollero orientó “acompañar a la cooperativa a llegar hasta la finca del productor, porque allí es donde se ven las cosas y se implementan estos aspectos”.
Una de las mayores preocupaciones de la población es la disponibilidad de carne de cerdo. Al respecto, el ministro dijo que entre enero y abril se habían dejado de entregar a la industria 11 mil 528 toneladas de cerdo y a los porcicultores 76 mil 778 toneladas de los alimentos acordados mediante los convenios.
Según dijo, la porcicultura está tributando apenas unas nueve mil toneladas mensuales, cifra que podría incrementarse a unas 11 mil toneladas, de contarse con los alimentos para la ceba, sobre todo aquellos de producción nacional.
La nuestra
El titular de la agricultura hizo referencia a la importancia que adquiere en el contexto de la epidemia de la COVID-19 la agricultura urbana, suburbana y familiar, donde se ha intensificado la exigencia de que todos los canteros y espacios estén sembrados.
La Habana produce alimentos en el 0,4 por ciento de la superficie agrícola del país. El sector incluye 88 cooperativas, unidades básicas de producción cooperativa y empresas agropecuarias.
En la agricultura urbana y suburbana señaló que el país prioriza la recuperación y siembra de las cámaras y canteros. Hasta la fecha se encuentran sembrados 598 000, el 98 por ciento de los existentes, y restan otros 12 000. A esas producciones deben sumarse las de patios y parcelas, donde igualmente se trabaja por incrementar la producción de ganado menor, para lo cual algunos productores ya fabrican su propia infraestructura, con el fin de incursionar en la cría de aves, conejos y cerdos de capa oscura, entre otros.
“Hay una comprensión total de las dificultades económicas del país y de que en estas condiciones tenemos en que producir más”, indicó, a la vez que recalcó que estas alternativas llegaron para quedarse.
Por otra parte, indicó que el sector agropecuario acelera la preparación de las tierras, antes de los esperados aguaceros, tras una intensa sequía que ha afectado no pocos acuíferos.
Según dijo el ministro, en los últimos meses se han preparado 176 000 hectáreas de tierras, unas 50 000 como promedio semanal, lo que ha permitido sumar unas 60 000 listas para sembrar. Sin embargo, aún deben moverse unas 118 000 hectáreas, que representan el 31 por ciento del total previsto”, precisó.
No obstante, aclaró que se continuarán intensificando en estas labores con el uso de la tracción animal y las baterías de tractores, que están trabajando en turnos de 12 horas, con el objetivo de adelantar lo más posible esas labores.
Siempre con la mirada puesta en los incrementos productivos y el máximo aprovechamiento de las tierras, el país ha priorizado las siembras de cultivos de ciclo corto, y otros como plátano, yuca, boniato, calabaza, pepino, berenjena, habichuela, quimbombó y maíz.