La primera lluvia de mayo llegó con el inicio del mes, al menos en La Habana. En otras oportunidades, igualmente, los primeros aguaceros del quinto mes del año nos acompañaban en plazas y avenidas celebrando el Día Internacional de los Trabajadores.

En esta ocasión, los festejos no fueron pasados por agua. Sin embargo, los trabajadores cubanos conmemoramos la fecha desde el aislamiento social pero con la misma energía con la que desfilamos en apoyo al proceso revolucionario.

Las Casas fueron nuestras Plazas y sirvió el momento para que en cada cuadra, barrio, comunidad, centro de trabajo, surgieran las más disímiles iniciativas en aras de no olvidar un momento de tan alto significado.

El Himno Nacional abrió una jornada memorable y se esparció de casa en casa con el canto a la esperanza, acompañado en muchos sitios con la bandera de la estrella solitaria, ondeando en portales y balcones.

Luego cada quien echó a volar su imaginación y celebró en su pequeño espacio como en la gigantesca marcha de cada año.

Los habaneros celebramos un Primero de Mayo con la energía de saber que podemos vencer el nuevo reto. La COVID-19 nos obligó a quedarnos en casa para protegernos y proteger a los nuestros, pero no pudo impedir que hayamos dicho al mundo que la batalla la estamos ganando, y que Viviremos y Venceremos, porque cumplimos con quedarnos en casa, que fue, por primera vez, nuestra Plaza.