Quiso la pandemia de la COVID-19 que este primero de mayo las plazas de Cuba permanecieran en silencio. La necesidad del aislamiento que su presencia impone llevó a los cubanos a mantenerse en sus casas. Sin embargo, lejos de pasar por alto la efemérides, el festejo se multiplicó, haciendo de los hogares y centros de trabajo epicentro de la celebración.
Múltiples fueron las iniciativas que el movimiento obrero realizó en esta oportunidad. Por doquier se podían ver banderas cubanas y carteles alegóricos a la fecha. En otros lugares, los obreros, conscientes de la necesidad de su presencia, continuaron trabajando, despachando insumos de primera necesidad, o los productos de la canasta básica. Y todo ello mientras se mantenían las medidas de aislamiento para combatir a la COVID-19, tarea fundamental en estos momentos y en la cual médicos y agentes del orden público tienen un papel de vanguardia.

