Yohanis Llanez Apesteguía, director de la Unidad Empresarial de Base de la Cadena Cubana del Pan, en La Habana, explica las decisiones de una empresa que garantiza un importante volumen de las ventas de pan y más de 20 variedades de dulces finos que se comercializan en 49 talleres o fábricas de estos alimentos.

“Nuestras unidades se caracterizan por un riguroso control de las materias primas que conforman las normas establecidas para estas producciones, con una óptima calidad, es el rango que establecimos y aplicarlo requiere de exigencia y disciplina desde la base hasta el nivel de empresa”, asegura.
Resultan estos días difíciles para quienes deben salir de casa, en medio del aislamiento social, a buscar un alimento tan cotidiano como el pan; sin embargo, acudir a la panadería y dulcería ubicada en 42 y 19, en el municipio Playa no obliga a permanecer durante un tiempo extremadamente prolongado, en una larga cola.
“Hemos decidido que los trabajadores hagan su labor en el municipio de residencia para evitar los traslados a grandes distancias, en los casos que se requiera como se dispuso por el Consejo Provincial de Defensa de La Habana, ante el peligro de contagio con el Covid-19. De esta manera no solo se garantiza la protección de su salud y la permanencia en un entorno más cercano a su residencia, sino de la preocupación de sus familiares a los cuales también estamos obligados a proteger. Por supuesto, en cada una de las fábricas se mantiene un régimen de higiene para el cual garantizamos los productos de aseo y desinfección necesarios”, agrega.
Antonio, un hombre de voz recia; a pesar de los años, es un vecino del municipio Playa y confirma su satisfacción, mientras espera su turno de comprar, a la distancia de dos metros en la panadería dulcería ubicada en la avenida 42, esquina 19, de ese territorio. “Vengo a buscar el pan a este lugar. También llevo dulces para mis nietos. Aquí ofrecen una repostería muy fina y de excelente calidad. Nadie compite con ellos”, asegura.

Dolores Hernández Delgado, Jefa del departamento de calidad de la UEB, de la Cadena Cubana del Pan en La Habana, ratifica este criterio mayoritario en la población: “Es un punto permanente en nuestra agenda, como empresa, dar un seguimiento al proceso de elaboración que asumen los 49 establecimientos de nuestro sistema de panaderías y dulcerías. El propósito es velar por la calidad y flujo de estas producciones. El Estado nos garantiza la materia prima y nos corresponde velar por su destino que es ponerle al pan todos los componentes de materias primas que requiere y garantizar su calidad como un resultado distintivo de nuestra empresa. De ahí que nos esforzamos por aumentar la variedad de la oferta, con panes que contienen moringa, ajonjolí, remolacha, entre otros ingredientes que permiten aumentar las opciones de oferta y variedad.
“Cumplir con las medidas de protección al consumidor es una cuestión que revisamos cada día. Desde los mostradores de nuestros talleres de elaboración es visible la relación de teléfonos de los principales directivos de nuestra entidad.
“Podrás observar que todos, sin excepción, utilizan el nasobuco, incluso durante la permanencia frente a los hornos. Disponen de agua con hipoclorito de sodio para el lavado frecuente de las manos. No pueden salir del área productiva a exteriores. Y sobre todo cumplimos con el nuevo horario establecido de 12 horas, para evitar, mediante turnos de labor, la permanencia prolongada en el taller y mucho menos que el cierre sea más allá del horario establecido: las ocho de la noche”.

Dayron Gutiérrez Gómez, jefe de almacén, asegura la importancia de su responsabilidad como un eslabón determinante del resultado final. “Nuestras panaderías, se caracterizan por la exigencia de llevar un producto de calidad a la población. En estos momentos, tenemos como ejemplo, la actitud asumida por el personal de la salud, en la lucha contra el Covid-19. Nos toca cumplir y hacer bien nuestra tarea, en la producción de alimentos”. Así lo corrobora el joven Luis Ernesto González Pérez, maestro panadero: “En lo personal me satisface que nuestros talleres en cualquier municipio de la provincia, tiene el color amarillo que nos identifica. Tenemos nuestros uniformes para cada área de labor. Sobre todo, en nuestro gremio, será muy difícil observar a un trabajador de la Cadena, en un medio sin higiene o fumando, por ejemplo, afuera de la fábrica. Es lo que nos exige la dirección de la empresa al verificar que la población reciba un trato de calidad. De ahí que las indisciplinas, en los casos de faltas, son graves”.
CONTACTO CON EL PÚBLICO

Laura y Evelyn, semejan abejas en su intensa faena de entregar el pedido del cliente (una) y realizar el cobro (la otra). Evelyn, dependienta con apenas seis meses de labor interrumpe, momentáneamente, su faena. “Es una tarea bien difícil, para nosotras estar al frente, con el público. Como joven asumo más que todo, esta labor, como una tarea en medio de las regulaciones para el aislamiento social debido a la epidemia letal de este coronavirus. Tengo una niña chiquita, y nuestra obligación es protegernos y cuidarlos, a todos, ahora todo el país es como una inmensa familia. Es el mayor estímulo de venir cada día a realizar esta labor, más allá del salario que percibimos”.
Nieves Lebeque Rabeiro, especialista de calidad, no ha dejado de verificar una nueva carta tecnológica. Indago qué hacen. Responde: “Estamos preparando la lasaña como producto en desarrollo. Es complicada, pero tenemos esa posibilidad de incrementar las posibilidades de nuestras ofertas. Por ejemplo, sostenemos y continuamos desarrollando una repostería que supera en 20 las variedades de dulces, no sobrepasados en azúcares. Utilizamos edulcorantes nacionales e importados, pero los nuestros son de óptima calidad. De ahí el sabor equilibrado y la frescura de estos alimentos para garantizar la salud de los consumidores. Es un elemento que explica por qué son tan demandados”.
Jorge Luis Robinson Velázquez, administrador, ocupa un cargo como resultado de su labor durante 13 años de trabajo. “He pasado prácticamente por todas las áreas de producción. Es un taller grande pero lo importante es cumplir lo establecido por la Cadena Cubana del Pan, como una responsabilidad impostergable. Estamos ubicados en un lugar donde tenemos una gran afluencia de personas. La satisfacción del cliente es nuestro termómetro para saber cuánto más podemos hacer. Abrimos a las 7 de la mañana y concluimos a las 8 de la noche, de manera ininterrumpida y nos llevamos siempre el reconocimiento del público como el estimulante necesario para iniciar la siguiente jornada”.
Ejemplos como ese establecimiento enorgullece y reconforta. Muchos integrantes y establecimientos de esa Cadena deberían imitar. Lamentablemente no pasa así en la panadería de la calle Loma. La calidad del pan dista mucho de ser como debe. La variedad de las ofertas son mínimas. Ofertan un llamado pan Baguet que no es más que un pan de barra más fino que el habitual. La calificación que hace la población sobre la calidad del pan es que sale “zapatú” y como una “chancleta elástica”. Sería bueno que los directivos de la Cadena se den una vuelta por ahí.
Una excelencia como productores. Me gustaría probar las lasagnas. ????
Visiten la del reparto Guiteras
La única variedad que puedes observar en las panaderías de plaza es la variedad de colas, la reducción de la producción de producciones liberadas hace que la población se acumule para adquirir el preciado producto, que era problema resuelto, no existe información de los motivos y la página de la empresa es una vergüenza sin posibilidades de acceso. Recomiendo a este diario seguido por miles de capitalinos, no se involucre en hacer cintillo de una empresa que deja mucho que desear.
Desde las 5 de la mañana en la cola del pan liberado de la panadería de 25 y C vedado, abre a las 7 y a las 7 y media dicen que se acabó, con 100 personas en la cola, estaban dando 10 panes de 1.60 por persona, cuando las protestas de la población se pusieron violentas, sacaron más pan, y empezaron a dar 4 por persona, todos los días lo mismo, y por detrás sacan y sacan pan para las paladares y gente que paga más, la dependiente cada vez que va hablar se baja el nasobuco, la falta de higiene es mucha desde la calle se ven tartas de pan en el piso, los carretones que llegan de la calle con las ruedas sucias entran hasta el área de elaboración, los panadería sin nasobuco fumando, en resumen un desastre, y no hay quien le ponga freno