Con una amplia cobertura mediática, a la altura de la significación del acontecimiento noticioso, la universidad cubana y el Instituto de Recursos Hidráulicos, acaban de anunciar que todo está listo, a la espera de la aprobación definitiva por parte del Ministerio de Educación Superior, para la instrumentación de una nueva modalidad de estudio, dirigida a la formación de técnicos medio de nivel superior, en la especialidad de Agua y Saneamiento, en la variante de ciclo corto.

Se llega aquí tras rigurosos estudios, análisis e intercambios entre académicos y profesionales de los potenciales organismos empleadores, en función de preparar el programa de estudio sustentador y en consecuencia tributar al fortalecimiento de lo que, en un organismo de los más priorizados en la Isla, desde el punto de vista de financiamiento, asignación material y seguimiento, resulta –a juicio de entendidos y directivos- su urgencia más acuciante: la fuerza de trabajo calificada.

En correspondencia, habrá de irse al incremento de tal categoría de personal, en las modalidades ahora existentes (ingenieros y técnicos de nivel medio), pero de nada valdría sin ese técnico superior, quien, de igual manera, contribuiría con ese propósito, pero esencialmente llamado a cubrir el vacío generado, a partir del acelerado desarrollo tecnológico de la actividad a escala planetaria y la implementación en el país de lo más avanzado en la materia, de una parte, y el desfase en la construcción del especialista hecho a la medida de tales exigencia.

Dicho de otro modo, dado el paso, en un futuro casi inmediato, un quehacer tan amplio, sensible y abarcador como el manejo del agua y evacuación de residuales de origen antrópico (manifiesto en todos los municipios del país y con incidencia directa en todas los habitantes), contará con el personal idóneo para ocupar aquellas plazas en las cuales en técnico medio (elemental) se queda por debajo y el ingeniero estaría subutilizado.

Y, sobre la base de un programa de estudio bien pensado y sujeto a al constante perfeccionamiento que la vida dicte, de ello puede derivar otros beneficios:

Mejores soluciones alternativas ante contingencias de orígenes diferentes (sequías, roturas, etc); comunicación más cercana y eficaz con el personal a dirigir y los clientes; mayor dinamismo en el tránsito hacia la informatización y automatización de los procesos, y en consecuencia su optimización y destierro de posibles errores humanos.

El técnico superior de agua y saneamiento asimismo sería muy útil   en los organismos grandes consumidores  y en cada uno de los consejos populares para garantizar un uso eficiente y racional del agua y facilitar o gestionar una solución lo más inmediata posible a los problemas de su competencia.

Se prevé iniciar el primer ciclo en septiembre venidero –por cinco universidades de la Isla (Ciego de Avila –centro rector-, Cujae, Villa Clara, Santiago y Holguín), por el momento solo para quienes estén dentro del sector, en la modalidad de curso por encuentros.

En un futuro cercano se hará extensivo a los graduados de bachillerato y curso regular diurno, y en uno y otro caso, los egresados podrán continuar estudios de ingeniería.

Bien pensadas las cosas desde el punto de vista de formación, podríamos estar en presencia de una solución cercana a la limitante que representa el no dominar otras lenguas a la hora de satisfacer la creciente demanda de hidráulicos cubanos que quieren ser contratados por otras naciones, una puerta al autofinanciamiento y la contribución a la cuenta central del país.