Inicialmente Plaza Nueva y delimitada por las calles Mercaderes, San Ignacio, Teniente Rey y Muralla, surgió en la segunda mitad del siglo XVI como espacio público a la Villa de San Cristóbal una vez que la Plaza de Armas fue destinada a actividades militares.

Su nombre cambió por el de Plaza Vieja al construirse la del Cristo. En 1835 se terminó en su centro el monumental Mercado de Cristina, en honor a la reina de igual nombre, sustituido en 1908 por un parque y luego por un aparcamiento semisoterrado.

Al contrario de lo habitual en otras plazas, no se ubica en ella ninguna iglesia o edificio administrativo. Su arquitectura es de carácter civil y representa la cristalización del tipo de residencia con portal y una logia en la planta alta como palco-mirador.

Después de su restauración, la plaza recuperó su nivel de pavimentación original. Tribuna de La Habana se acerca hacia algunos detalles de su majestuosa imagen, que quizás le hagan desear visitarla para admirarla en todo su esplendor.