Después de varios contactos de los responsables a cargo de la estructura con la redacción de Tribuna de La Habana, coordinamos un encuentro, en el cual responderíamos las interrogantes de los artículos relacionados con esta escultura afectada por los vientos del huracán Irma y su paradero, en espera de la reconstrucción que posibilitará ubicarla en la cúpula noroeste del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.

Con este objetivo dialogamos con el Ingeniero mecánico Héctor Alfredo Rosales Linares, trabajador por cuenta propia de una brigada que presta servicios a la Empresa Atrio, dedicada a desarrollar los proyectos de arquitectura e ingeniería para las obras, fundamentalmente, del Ministerio de Cultura.

“Me especializo en el sector de la estructura mecánica, por eso me llamaron para trabajar esta pieza que retiraron de su lugar en la cúpula del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, y que sufrió considerablemente durante la retirada de su base y la transportación hacia el sitio donde trabajamos en una primera fase. Es una tarea requerida de tiempo y la colaboración de diferentes especialidades. Valoramos cuánto necesitaba laborarse en la escultura antes de regresarla a su sitio original.

De izquierda a derecha, Javier, Héctor y Ernesto. Foto: Raúl San Miguel

“En mi caso, me concentré en analizar las condiciones en el interior de la figura después de desarticular casi la mitad de su estructura y vaciarla, o sea retirar el antiguo mortero, porque viene hormigonada hasta una altura por encima de la mitad de la pieza.   

“Montarla es diferente y con muchos pasos para concretar ese objetivo. Tuvimos en cuenta que se instaló con los criterios de aseguramiento constructivo e ingenieril de la época. Debemos lograr que su anclaje permita responder a las técnicas actuales, sin menospreciar las variables utilizadas en sus inicios”.

Ernesto Menéndez, graduado del Instituto Superior de Arte, en la carrera de Conservación y restauración de bienes inmuebles, responde a nuestra interrogante relacionada con la complejidad de reconstrucción y preparación para reinstalación de esa escultura. 

“Ya habíamos laborado en 2014, en función de restaurar estas esculturas sobre el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso. O sea, fue un trabajo sobre la superficie, concentrado en lo estético, lo cual nos permitió conocerlas. Observamos que, al retirarla de aquel lugar, debido a los daños provocados por el huracán Irma, el corte del anclaje y el posterior traslado hacia el lugar donde comenzamos a trabajar, provocó daños considerables a esta representación de la diosa Nike. Presentaba golpes en los brazos y el rostro. Fragmentos que no aparecieron nunca.

“Hubo prácticamente que reproducir toda la parte inferior de la escultura. Modelar y conformarla, lo cual resultó una nueva experiencia si lo comparamos con el proceso de restauración anterior para conservar la superficie de la importante obra; aunque ya conocíamos, por entonces, su conformación interna”.

Javier Durán Medina, estudiante de tercer año de la Universidad de las Artes, en la especialidad de Ernesto, participa en la restauración. Expone que “antes de colocar nuestras manos sobre la figura, realizamos varios exámenes de laboratorio, lo cual incluyó conocer las características del antiguo mortero (mezcla de hormigón) como relleno interior, el tipo de aleación de las láminas de cobre que la conforman. Los elementos contaminantes presentes y causados por el tiempo de exposición sobre ese edificio en el cual incide, fuertemente, el salitre que arrastra los vientos desde el litoral habanero y suben por el Paseo del Prado, un corredor artificial que permite un mayor impacto de estos componentes corrosivos en todo el entorno.

“Tuvimos que realizar todo un estudio asesorados por la profesora Daymi Abreu, quien imparte la disciplina de conservación en el Instituto Superior de Arte, y coordinó lo relacionado con estas pruebas de laboratorio de acuerdo con su experiencia como especialista. Estas se realizaron en el Instituto de Materiales y Reactivos para la Electrónica de la Universidad de La Habana (IMRE*)”.

Despejadas algunas de las incógnitas, el ingeniero Héctor declaró que, en este momento, el proceso de reinstalación exige que la pieza sea certificada y aprobada por la empresa de ingeniería de la empresa Atrios.

“No podemos recolocarla, aunque ya está todo el andamiaje creado y la escultura se encuentra sobre el techo del edificio. Debemos trabajar en su base, que debe también reconstruirse en forma detallada como la original; o sea, conlleva una labor de restauración, con la intensidad de otra escultura similar, e incluye toda esa cúpula de la cual hubo que demoler su interior para volver a colocar cada pieza. De eso se trata, de salvar todo. Eso nos obliga, además, a remodelar todas las partes de la escultura y apoyarnos en el auxilio de una grúa para su colocación definitiva.

“Estamos considerando la necesidad de acometer la restauración de las otras figuras, debido a la comprobación de los daños considerables por estar sometidas a un alto nivel de agresividad del salitre que, por ejemplo, redujo en una pulgada el grosor de la barra de anclaje cuyo diámetro era de tres.

“Por eso enfatizamos que si continuaba reduciéndose el tamaño eso provocaría, irremediablemente, la caída de la pieza. Los vientos del Irma la doblaron, en el caso de las otras esculturas puede suceder y las son consecuencias impredecibles”.

*El Comandante en Jefe, Fidel, es considerado su fundador cuando este lugar surgió como Instituto de Ciencia y Tecnología de Materiales, el 1 de julio de 1985, en apoyo al Programa Nacional de la Electrónica, en lo referente a materiales especiales, materias primas y componentes.