La apertura en Cuba del primer Museo Nacional de la Medicina Veterinaria hace realidad el viejo anhelo, entre quienes asumen esta profesión, de disponer de un espacio donde mostrar el patrimonio histórico de la especialidad.

Foto: Alejandro Basulto

Está enclavado en calle 15 #1011, entre 10 y 12, en el Vedado habanero, donde el visitante podrá acercarse a los pasajes más trascendentales desde que en 1907 se fundara la primera escuela del ramo hasta la actualidad, pasando por hechos, momentos y figuras indisolublemente entrelazados con el bienestar, no solo de los animales, sino también de los seres humanos.

Foto: Alejandro Basulto
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El museo lleva por nombre Doctor Antonio Martínez Arredondo, veterinario de profesión, y padre de la prima ballerina assoluta Alicia Alonso, quien hace dos años enalteciera con su presencia y frases de aliento, la inauguración de una sala, la cual, lejos de poner punto final al empeño de los directivos de la Asociación Cubana de Medicina Veterinaria (ACMV) Filial La Habana, incentivó los deseos de darle vida a una obra mayor.

Foto: Alejandro Basulto
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Por tal razón hoy existen cinco salas de exposiciones permanentes y una itinerante,  con varias piezas de inapreciable valor, como la brújula del primer veterinario mambí, documentos,  fotografías, objetos históricos de ciencias naturales y de las artes plásticas, por ejemplo, los lienzos restaurados de los cinco padres fundadores, entre ellos el del Dr Francisco Echegoyen, creador de la primera Escuela Libre de Veterinaria, quien puso a disposición su propia casa para formar nuevos profesionales.

Foto: Alejandro Basulto
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La directora del museo, Dayamí Cabrera González, comentó que allí están representadas todas las provincias del país; se exhibe la labor de los veterinarios en la zoología, el   vínculo de estos con los biólogos humanos defendiendo el concepto de una sola salud;  igualmente se destaca el protagonismo de las mujeres, el apoyo que diera la Asociación  -fundada en 1908-, al proceso revolucionario,  y de los mártires que dieron su vida a la defensa de la Patria, como Juan Pedro Carbó Serviá, asesinado en los sucesos de Humboldt 7. Fue creada, además, un aula museo dotada de los pupitres originales que fueron asiento de los estudiantes de la primera escuela, y en lo adelante serán ocupados por quienes acudan a recibir cursos, conferencias y otras propuestas científicas. 

Foto: Alejandro Basulto
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Muy atractivo resulta el recorrido visual al desempeño de la medicina dentro de los zoológicos, mediante fotos de épocas pasadas, así como piezas de animales sometidos al proceso de taxidermia y liofilización. No podía faltar el aporte de quienes impulsaron el desarrollo de la ganadería cubana a inicios de la Revolución y su acompañamiento a los programas liderados por el Comandante en Jefe Fidel Castro. Uno de ellos, el Doctor Manuel Toledo, hombre imprescindible por su contribución a enaltecer el prestigio de la veterinaria revolucionaria, agradeció la iniciativa “que nos representa, nos permite recuperar nuestra historia, y revelar el rol de tantos valiosos compañeros”.

Foto: Alejandro Basulto
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El museo ya tiene alianzas con la escuela primaria Ormany Arenado, donde existe un círculo de interés Cuidemos la Naturaleza, y también ampliará sus misiones a los técnicos medios, a la facultad de Medicina Veterinaria de La Habana, y a cuantos deseen adentrarse en la historia, identidad y tradición de una profesión vital.

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Inaugurarlo ahora, a propósito del aniversario 111 de la Asociación, la más antigua de carácter gremial del país, no ha sido fortuito. Al decir del presidente de la filial La Habana, José Ángel Ramírez Oriyés, es una manera de reverenciar su rica historia revolucionaria, y ratificar el compromiso con las nuevas generaciones.  

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