Tras mi andar por las calles habaneras he tenido el privilegio de encontrarme con un oficio muy antiguo que desborda nuestros límites geográficos, y sobre el cual solo conocía de oídas, pues en la actualidad cubana es casi inexistente. Muy cerquita del Capitolio, Ángel Valencia García, es el intérprete de una labor bien ilustre: lustrar calzado.

¿Qué tiempo lleva limpiando zapatos?

–Cuando tenía diez años me llamó mucho la atención ver a los lustradores de calzado. Todos los días después de la escuela iba a ver a uno que vivía en Reina y Escobar. Un día me preguntó si me gustaba y le dije que quería aprender. Me dio un cepillo y un zapato y empecé. A partir de ese momento me enseñó cómo se daba el betún, a pulir con una motica y alcohol con la que te pasabas una hora, u hora y media puliendo.

¿Cuál es el verdadero nombre de este oficio?

–Puedes llamarlo limpiador o lustrador de calzado. Solo que no estoy de acuerdo con que se le llame limpiador de botas, pues esta definición la considero vulgar. Este es un oficio milenario, fue uno de los primeros en el mundo. Es como decir que Cleopatra usaba chancletas en vez de sandalias, la cultura popular es lo que lleva a usar esos términos tan vulgares. Las personas usan calzados bajos, medios o altos, como pueden ser sandalias, tenis o botas. El cubano dice limpiador de botas de manera errónea, por un problema de cultura y asociación, pues tendemos a imitar lo que escuchamos.

¿Qué lo distingue como limpiador de calzado?

–Aunque es un oficio artesanal, se necesita de buen gusto. Si la persona no está enamorada de lo que hace, no lo hace bien. Hay quienes lustran en menor o mayor medida, mientras que hay otros que se destacan por encima de los demás.

En mi caso, utilizo cepillos de dientes y otros de cerdas de camello, porque son más suaves y permiten introducir el betún dentro de las pieles y así se les otorga más brillo. Usamos también mota para teñir y pinceles. El uso de estos permite que el zapato blanco quede mejor, a la vez que nos ahorra material. Asimismo, si tienes que filetearlo en la suela, porque sea negra o carmelita, con un pincel queda más acabado que con una brocha. Para dar brillo usamos la tinta, el betún y el cepillo. Se usa el material en dependencia de la piel, porque hay algunas que no requieren de tinta, sino solo betún y cepillo. Esta se usa para sellar la piel, cuando hay deterioro. Por último, se emplea agua y detergente si el calzado viene embarrado de alguna materia. 

Foto: Nathalie Mesa Sánchez

¿Considera que limpiar calzado es un arte?

–El arte abarca tantas características que no quisiera cometer el error de decirte que sí o que no. Pero todo lo que es actividad artesanal requiere del gusto y hay que tener arte para realizarlo.