Cuando apenas tenía 14 años, José Jesús Márquez, hoy de 73, alfabetizó en la Sierra Maestra, en el hoy municipio Bartolomé Masó. “Entramos en un curso especial para hacer el bachillerato en dos años, al llamado de Fidel. Después nos llamó a estudiar la carrera de agronomía por estudios dirigidos y dar clases en los institutos tecnológicos, ahí estuve los cinco años como profesor y estudiante. Fuimos la primera graduación, de 36 personas. En el quinto año, vuelve Fidel y nos hace un llamado a sembrar cacao en diferentes zonas del oriente y sacan a dos estudiantes, uno de ellos, yo, a trabajar como especialistas de cacao y ahí estoy hace casi 51 años, hoy desde el Instituto de Investigaciones Agroforestales”.

José Jesús Márquez Foto: Raquel Sierra

En 1964, por iniciativa de Fidel Castro, se creó el Centro de Estudios Dirigidos de Ciencias Agropecuarias (CEDCA), adscrito al Consejo del Plan de la Enseñanza Tecnológica de Suelos, fertilizantes y Ganadería, con la idea de completar los profesores necesarios en el crecimiento de la red de Institutos Tecnológicos Agropecuarios.

Honor a quien lo merece. Foto: Raquel Sierra

“La captación iba acompañada de un trabajo informativo y político, había un compromiso y nos sentimos comprometidos, por eso me incorporé a ese primer grupo que unió a graduados de Tarará y de Ciudad Libertad. Ahí empezamos, una de las ideas más revolucionarias: desarrollar los estudios fuera de la ciudad, más vinculado al campo”.

El Comandante en Jefe, personalmente, hizo la captación para que se formaran como ingenieros agrónomos, y a su vez, impartieran clases como profesores de asignaturas básicas. Las jornadas eran intensas, en el campo, en el aula, y por las noches, después del estudio individual, preparar las clases de la jornada siguiente.

Ana María Sánchez Almanza. Foto: Raquel Sierra

“A nosotros nos captó el mismo Fidel Castro, en el Instituto Preuniversitario Arbelio Ramírez, hoy Universidad Pedagógica Enrique José Varona. Fue allí y habló de la necesidad de estudiar agronomía, toda vez que Cuba era un país eminentemente agrícola. Los primeros alumnos que tuvimos, obreros captados, en ocasiones eran más viejos que nosotros. La primera graduación de los tecnológicosfue en la escalinata de la Universidad de La Habana. “Nosotros hemos tenido una vida muy bonita. Di clases hasta en El Caney de las Mercedes, en Santiago de Cuba, pero yo soy campesina nata, cómo voy a salir del campo”.Ana María Sánchez Almanza, 75 años, después de la alfabetización vino a estudiar a La Habana y luego regresó a su pueblo

Ese plan tuvo cinco cursos sucesivos, desde 1964, cuando se incorporaron los primeros 36 jóvenes, hasta el último, en 1973, llegando a contar con más de 300 egresados en ingeniería veterinaria y agropecuaria. Múltiples fueron las tareas desplegadas por aquellos jóvenes, identificados entonces por estudiantes y profesores como los bachilleres o el Plan Fidel, en La Habana Santiago de Cuba y la entonces Isla de Pinos, hoy Isla de la Juventud.

Miriam Cabrera. Foto: Raquel Sierra

“Ser pecuaria en aquellos tiempos era terrible, para una mujer, casi que una mala palabra. Cuando estábamos en tercer año, nos reunieron  y nos dijeron: en el país hay 25 ingenieros pecuarios y son necesarios unos 11 mil. Estudiaba agronomía, pero nos movía el compromiso y me pasé para pecuaria, por eso los títulos de esa graduación dicen agrónomos y pecuarios, porque las hicimos las dos”. Miriam Cabrera, de 74 años, ingeniería agrónoma y pecuaria.

A lo largo de sus vidas, desempeñaron las más disímiles labores en el campo e la educación, la investigación, la producción agropecuaria y la conducción de tareas políticas. Muchos de ellos están activos actualmente.

Encuentro. Foto: Raquel Sierra

El reencuentro

Recientemente, en encuentro por el aniversario 50 de la primera graduación, recordaron los viejos tiempos, las anécdotas de las travesuras, las escapadas y rindieron tributo a los que ya no están. A su vez, manifestaron su compromiso de seguir aportando sus conocimientos, experiencia y fuerzas al proceso que los convirtió, en muchos casos inesperadamente, porque algunos entonces soñaban con ingenieros eléctricos o médicos, en profesionales de las ciencias agropecuarias.

Algunas impresiones de esta cita:

• “A algunos casi nos los reconocí, no los veía desde que nos graduamos. El reencuentro fue maravilloso, es como volver a vivir”.

• “Es muy significativo encontrarnos, sobre todo con muy buenos compañeros que han librado importantes batallas en estos 50 años”.