La frase martiana Honrar, honra, de vigencia permanente, cobrará especial significación esta semana cuando los habaneros volverán a rendir tributo a los mártires de la Campaña de Alfabetización, Manuel Ascunce Domenech y Pedro Blanco García, asesinados en 1961 mientras llevaban la luz del saber a familias campesinas; y a los Ocho estudiantes de Medicina, asesinados vilmente por el Colonialismo español, en 1871.

Ambos homenajes acontecerán, este martes y miércoles, a partir de las 8:30 a.m., en la Necrópolis Cristóbal Colón, ubicado en Zapata y 12, en el Vedado habanero.
De acuerdo con Ricardo Rafael Díaz Murgas, muséologo de la institución, la agrupación de Padagogos Peña 50 aniversario que reúne a residentes en La Habana participantes en la gesta alfabetizadora realizará, como ya es habitual, una peregrinación a la tumba de Ascunce Domenech, en la que intervendrá la secundaria que lleva su nombre en Diez de Octubre (donde él estudió) con su batallón de ceremonias y a la cual asistirá la hermana de Manuel.
Igualmente, durante la jornada llegarán hasta donde reposan los restos de Pedro Blanco Gómez, acompañados por su hermano, algo que hacen desde el pasado año, tras ser identificado el lugar exacto del enterramiento del niño mártir.
Pedro, era hermano de otro mártir de la Revolución Fulgencio Oroz Gómez, asesinado en 1958 por la tiranía batistiana. Con solo 13 años de edad, Pedrito se fue a alfabetizar a Las Villas y allí fue asesinado por un colaborador de los bandidos, alzados en armas con el fin de derrocar a la Revolución.

De acuerdo con Díaz Murgas, al día siguiente (27 de noviembre) se realizará la tradicional peregrinación en recordación a los Ocho estudiantes de Medicina, que cada año convoca la Federación Estudiantil Universitaria (feu) de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana y su Facultad de Estomatología, a los que se unen, en esta ocasión, los estudiantes de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños.
En un primer momento llegarán hasta la fosa común donde fueron enterrados los jóvenes, en un lugar extramuros de lo que actualmente es el Cementerio de Colón y conocido con el nombre de San Antonio Chiquito, terreno que después pasó a formar parte de la institución, cuya construcción se inició un mes antes de que acontecieran los hechos.
Más tarde, lo harán hasta el monumento conmemorativo, en cuyo interior fueron ubicados años después los restos de los estudiantes de Medicina y que también guarda los de su amigo y condiscípulo Fermín Valdés Domínguez, junto a los del profesor Domingo Fernández de Cubas y de Federico Capdevila, ambos defensores de la inocencia de los estudiantes.
Agregó Díaz Murgas que el monumento, de estilo neoclásico, fue realizado por el destacado escultor habanero José Vilalta de Saavedra, e inaugurado en 1890. Su construcción se debió a la iniciativa de Valdés Domínguez, para reivindicar la inocencia y salvar el honor de sus compañeros.
Se encuentra ubicado en el Cuartel NE, en el Cuadro 13 de la Cruz de Segundo Orden, muy cerca de la tumba de La Milagrosa, una de las más visitadas del Cementerio de Colón.