En la economía doméstica, o sea en el bolsillo propio, es donde primero constatamos el resultado de ser conscientes con el cuidado de la energía en nuestra propia casa. Bien lo sabemos quienes desde hace tiempo establecimos alianzas con el ahorro, sin dejar de cambiar la dinámica habitual.
Lo hecho en aras de regular el consumo dentro del sector estatal todavía no se hace notar con el impacto esperado por estar sujeto al gran peso del residencial. Nosotros –léase las viviendas-, conformamos el 95 % de los 830 000 clientes de la Empresa Eléctrica en la capital, empleando la mayoría de la electricidad generada aquí.
Por eso vale aprender a utilizarla de forma más eficiente y sustentable, a partir de aplicar la máxima Hacer ahorrando no es dejar de hacer. Y no se trata de un mero juego de palabras, sino la esencia de cómo asumir pequeños cambios en nuestros hábitos para marcar una gran diferencia, capaz de alejar los altos números en la factura, además de que el país lo necesita, y el medio ambiente lo agradece al reducirse la contaminación y el calentamiento de la atmósfera.
La eficiencia energética se ha convertido en la mayor fuente de energía con la que contamos actualmente. Haber retornado al horario normal -oscurece más temprano-, precisa multiplicar el control del consumo, sobre todo durante los momentos de máxima demanda, cuando la generación es a partir del diesel, un hidrocarburo líquido que diariamente le cuesta al país 1,4 millones de dólares.
Entonces entramos al ruedo nosotros, puertas adentro de cada hogar, donde apagar una lámpara de 20 Watt en el horario pico comprendido entre las cinco de la tarde y las nueve de la noche, contribuye a que el país deje de generar 16.7 megaWatt hora; a su vez, ello significa dejar de comprar 3.7 toneladas de ese combustible, que es el más caro. Con este también se cubre el pico matutino, de 10:00 a.m. a 1:00 p.m., y representa tres veces el costo de la generación con base crudo.
La campaña Ahorra Ahora nos da consejos que al parecer son simples, pero mucho representan a nivel personal. Hace hincapié, por ejemplo, en el máximo aprovechamiento de las bondades de la luz natural, no dejar encendidas innecesariamente las luces, aunque sean del tipo LED, y desconectar los aparatos que no usemos, pues cuando dejamos los equipos en stand by siguen consumiendo; ocurre cuando apagamos un televisor, grabadora u otros, pero los dejamos a la corriente.
Otra sugerencia es evitar mantener abiertos refrigeradores o neveras, pues el frio se pierde rápidamente, de ahí la utilidad de adoptar el hábito de pensar primero qué necesitamos y después abrirlos.
No cuesta nada empezar ahora mismo. Desde casa hagamos valer estas proposiciones, con las cuales moveremos la aguja en nuestro bien personal y del país.

                                            
                                            
                                            
                                        
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