Camilo Cienfuegos (http://www.ecured.cu/Camilo_Cienfuegos) es recordado en la historia como un luchador incansable y revolucionario, quien fue sorprendido por la muerte con solo 27 años, el 28 de octubre de 1959. Sin embargo, vale también rememorar anécdotas de su vida y algunos de sus anhelados sueños.
Los cubanos recuerdan a este sencillo hombre de pueblo que nació el 6 de febrero de 1932 en la barriada de Lawton. Desde niño le gustaba el deporte, en especial la pelota, pero como no sabía jugar nadie lo quería en su equipo. No obstante, fue tanto su esfuerzo que en 1947 logró participar en el campeonato intercolegial.
En el río Almendares y en la costa de Cojímar aprendió a nadar, algo que disfrutaba muchísimo. En general, tenía una gran aptitud para cualquier actividad física. Sin embargo, su sueño era ser escultor.
Al culminar la Primaria Superior ingresó en la escuela de arte de San Alejandro, donde aprendió a realizar algunos dibujos a lápiz y bocetos al carboncillo, y modeló una escultura del dios griego Apolo, pero pronto tuvo que abandonar los estudios y trabajar en una sastrería por problemas económicos en su familia.
Le gustaba la poesía, los libros de historia de Cuba y universal. Cuentan que en los tiempos de guerrilla llevaba en su mochila algunos libros como: El Generalísimo de Benigno Bouza y Biografía de Antonio Maceo de José Luciano Franco.
Deseaba fervientemente la libertad de Cuba y estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para lograrlo. Pero sentía informidad consigo mismo, pues en México, donde se encontraba para vincularse a la lucha revolucionaria contra la dictadura de Batista, escribió una carta a su hermano Humberto el 12 de octubre de 1956, en la que decía:
“Yo mismo he pensado y estudiado los 24 años de mi vida, y he llegado a la conclusión que nada soy y que nada valgo. ¿Qué tengo? ¿Qué he hecho? ¿Qué soy? Nada que siquiera valga la pena gastar tinta y papel en explicarlo. Más eso no significa que no haya hecho esfuerzo, y luchado por conseguirlo. No te los enumeraré porque sería obviamente apasionado: una cosa que sí te puedo asegurar con franqueza, es que tanto en Cuba como en E. U., o aquí, mi cerebro y mi corazón no están dormidos, sino alertas y dispuestos a enfrentarse a la vida y sus contratiempos, no importa cuáles sean”.
Evidentemente su modestia le impedía pensar el gran significado de sus acciones, sin embargo el tiempo demostró lo contrario. Aún hoy es recordado como “El Comandante del Pueblo”, “El Señor de la Vanguardia”, “Héroe de Yaguajay” o “el héroe del sombrero alón” y como un destacado revolucionario de extracción humilde y popular por su carácter jovial y natural desprendimiento.[]
Se conocen muchas anécdotas, tanto de su infancia como de la época de lucha revolucionaria, que lo definen también como buen amigo y muy jaranero, como el más común de los cubanos. Así lo muestra el periodista Guillermo Cabrera Álvarez, al publicar “El hombre de las mil anécdotas”, algunas de las cuales pongo a su consideración.
Su cabalgadura
El viaje no es muy largo, pero el mulo en que pienso hacer el regreso es vago y bruto como no hay dos, cuando vine tuve que apearme tres veces a empujarlo, y eso que era loma abajo.
Ahora que es loma arriba tendré que echármelo a cuesta, como si fuera la mochila.
(De una carta de Camilo a sus padres)
Una anécdota narrada por su papá, Ramón Cienfuegos
Reconozco que alguna vez fui injusto. Por ejemplo, el día que me comunicaron que Camilo había mordido a un conserje de kindergarten. Lo llamé, le expliqué lo que pasaba. El no dijo ni esta boca es mía. Un mes lo tuve de penitencia. Después supe accidentalmente, que no había sido él sino un compañero al que quería mucho. Pero aguantó el castigo: yo, que sentía lastima cuando hizo dos o tres trastadas, le decía: ¡Te las perdono, a cuenta del castigo que cumpliste sin haberlo merecido.
Quedó muy bien Fulgencio
Otra de sus cosas era con los perros, con los animales en general. Recuerdo ahora que, al poco tiempo del 10 de marzo de 1952, del golpe de Estado que diera el dictador Fulgencio Batista, se apareció en casa un perrito. Llegó por la madrugada, de eso estoy seguro, porque Camilo, asociando la llegada del animalito con la entrada de Batista por la posta 6 en una madrugada, le puso Fulgencio.
Cuando se fue quisimos disimular y le decíamos Negrito. Una vez le escribimos mandándole una foto y él contesto: ¡Quedó muy bien Fulgencio!
Cuando nos hacen un registro, ven la carta y me preguntan por Fulgencio y cuando le digo que Fulgencio es el perro, como se puso el guardia!
(Narrado por Ramón Cienfuegos)
Combatir el tedio
Se acercaba el fin de diciembre de 1957. Eran esos días silenciosos donde la nostalgia invade a los hombres alejados de sus familiares. El jefe del primer pelotón de la Columna 4, capitán Cienfuegos, moviliza a sus hombres; Haroldo Cantallops y Fernando Virelles montan a dúo la canción Por el camino verde, muy popular por esos días; ellos dos, más Guevara (debe ser Ernesto Guevara conocido por Tetiro o Ángel Guevara), formarían un trío; Ramón, Nene, López y Luis Olazabal fungirían de guaracheros; Félix Mendoza, el Bazuquero, haría de maestro de ceremonias; los hermanos Zenen Merino (muerto en la invasión) y Tempo Merino (caído en el combate de la Otilia) formarían otro dúo. Como cierre del acto Vitalio Acuña (Joaquín en la guerrilla de Che en Bolivia) improvisaría puntos guajiros.
Todos los hombres del pelotón de Cienfuegos tenían una ocupación en la fiesta. Una de las invitaciones, dirigida al armero de la Sierra y redactada de puño y letra del jefe de pelotón aún se conserva; y dice:
Sr. Téllez y Sra.
El Pelotón No. 1 de la Col. 3 Tiene el honor de invitarle a usted a las fiestas de Nochebuena que se celebraran en el cuartel situado en La Pata de la Mesa.
AMENIZARAN
1) Dúo Vanguardia (Haroldo y Virelles)
2) El trío Rebelde (Haroldo, Virelles y Guevara)
3) Los Guaracheros del 26 (Nene y Luis)
4) Los Merengueros de Mendoza
5) Dúos Hermanos Merino
6) Luis Olazabal (el dinamitero bailarín)
7) Vilo Acuña (puntos guajiros)
Acompañamiento a cargo de la orquesta CUBA LIBRE
Félix Mendoza (maestro de ceremonia)
Se tomarán fotos para la posteridad
Maestro fotógrafo (Guillermo Vega)
Se admiten colaboraciones artísticas
Cap. Camilo
(Datos tomados de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado)
Su amigo Ivo
En ocasión de celebrarse el 60 aniversario del ascenso a Comandante de Camilo Cienfuegos, Tribuna de La Habana tuvo la oportunidad de dialogar con Ivo Conde Martínez, quien fuera jefe de las Milicias de Lawton que apoyaba al Ejército Rebelde, y luego trabajara en investigaciones especiales en el Quinto Distrito, donde examinó más de 200 causas de elementos de la dictadura batistiana.
Ivo manifiesta gran cariño y admiración por su amigo Camilo: “Lo conocí cuando me mudé para Dolores 474, apartamento cuatro, él vivía en el tres, yo tenía siete años y él nueve. En ese momento yo no asistía a la escuela, porque la habían cerrado. Entonces sus padres me matricularon en la Escuela Pública No. 105 Félix Ernesto Alpízar, donde me llevaban todos los días junto con Camilo. Jugábamos al taco, la pelota, íbamos a excursiones. Luego crecimos haciendo lo mismo que cualquier joven hasta que nos unimos al proceso revolucionario. Durante ese tiempo aprendí mucho de la educación social, ética y moral que había recibido de sus padres. Desde ese momento creamos una amistad que ha durado hasta ahora, porque su ejemplo me ha acompañado en todos los momentos de mi vida”.
En particular recuerda una anécdota que destaca la sensibilidad humana de Camilo: “Al principio de la revolución el Ejército Rebelde había desmantelado al Ejército Constitucional de Batista y todos los cargos fueron ocupados por revolucionarios, por lo que los integrantes del ejército de Batista fueron licenciados y mandados para la casa.
“Un día, sentado en las gradas del estadio Rafael Conte, después de un juego de pelota, conversaba con Camilo y me dice: Ivo, estamos siendo injustos con un grupo de cubanos, porque me ha llegado la información que a los militares del ejército constitucional no les dan trabajo, y estoy convencido que ahí hay muchos hombres que ni mataron, ni torturaron, ni violaron, ni vejaron, que son padres de familia y tienen que llevar su sustento. Si no atendemos eso se nos van a virar contra nosotros y con razón. Te voy a nombrar jefe del Buró de Empleo de las Fuerzas Armadas para que te encargues de buscarle trabajo a esos compañeros”.
Desde la desaparición de Camilo, Ivo se ha consagrado a investigar y escribir sobre su vida y sus valores. También a difundir en escuelas y centros de trabajo, aquellas anécdotas que quizás no aparezcan en los libros de Historia. Como la histórica carta que escribiera a Fidel, el 23 de abril de 1958, luego de recibir el ascenso a Comandante:
“Al recibir tan alto honor y responsabilidad he jurado cumplir a cabalidad dicho cargo y trabajar hasta el límite de mis fuerzas para acelerar el triunfo de la revolución…Gracias por darme la oportunidad de servir más a esta dignísima causa por la cual siempre estaré dispuesto a dar mi vida”.
“…más fácil me será dejar de respirar que dejar de ser fiel a su confianza, siempre a sus órdenes”.
Referencias
- 100 momentos en la vida de Camilo Cienfuegos. Víctor Pérez-Galdós Ortiz
- Conociendo a Camilo Cienfuegos. Casa editora Abril
- El hombre de las mil anécdotas. Guillermo Cabrera Álvarez

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