Niñas y niños de sexto grado de la escuela primara Ormani Arenado Llonch recorrieron la finca Marta, en el municipio de Caimito, de la provincia Artemisa, como parte de las actividades de un círculo de interés que desarrolla con ese centro docente la Filial Habana de la Asociación Cubana de Medicina Veterinaria.

El objetivo de este círculo de interés, explicó José Ángel Ramírez Oriyés, presidente de la filial, es promover el amor a la naturaleza, a los animales y estimular a que estudien la carrera de medicina veterinaria o ciencias agropecuarias o veterinarias.

Según Ramírez, como parte de este círculo han visitado otros espacios productivos y proyectan recorrer próximamente el Centro de Producción de Animales de Laboratorio. Además de las acciones que desarrollan para promover el interés hacia el sector agropecuario, en el círculo se enfatiza en los valores y la disciplina.

La selección del espacio y la fecha de la jornada, organizada junto a la Asociación Cubana de Naciones Unidas (ACNU) no fueron casuales. En el Día Mundial de la Alimentación, que el mundo celebra cada 16 de octubre, visitaron la finca ubicada en Caimito, provincia de Artemisa, donde el científico y productor Fernando Funes Monzote, junto a su equipo, lleva a la práctica los resultados de investigaciones propias y de otras muchas personas, para demostrar cómo es posible transformar los modos de producción y desarrollar una agricultura agroecológica.

Valió la pena

En recorrido por la finca Marta aprendieron del funcionamiento del biodigestor que proporciona gas metano a la vivienda, conocieron a Osmany Rodríguez, quien madruga todos los días para el ordeño y la alimentación de los animales y recibieron una detallada explicación del sistema productivo y ecológico del lugar. 

Les habló de las abejas, que trabaja desde hace siete años, cuidándolas, recolectando su miel, cera y propóleos y les contó de su vida, cómo se organizan, las funciones de las reinas, las obreras y los zánganos, les mostró colmenas, el vehículo que usan para moverlas hacia las lomas o la costa, e incluso, descubrió para ellos el mundo de las meliponas, las llamadas abejas de la tierra, que ni siquiera pican a las personas.

Siempre acompañados de Funecito, como también se le conoce, por ser el hijo de la pareja de científicos de la agricultura Fernando Funes y de Marta Monzote –en su memoria fue bautizada la finca-, dialogaron acerca de los árboles que crecen en la finca y sus usos, caminaron por  la casa de posturas, donde Ileana Estévez cuida las pequeñas plántulas de eneldo, tomate, ají y muchas más hasta que son transplantadas y por las siembras en terrazas, donde se cultivan durante el año unas 60 variedades de cultivos, la mayoría hortalizas que se comercializan en diferentes destinos.

Les recordó la canción Lo feo, que llama a ponerle un poco de amor a lo feo para que cambie de color para explicarles cómo habían transformado el lugar, que cuando llegaron, hace ocho años, estaba infestado de aroma y marabú. “No sabíamos qué íbamos a hacer, pero sí que teníamos la voluntad para hacerlo”, les dijo.

En el intercambio, dinámico y lúdico, intervinieron también el doctor en ciencias Jorge Luis Álvarez Calvo y José Ángel Ramírez Oriyés, presidente de la Filial Habana de la Asociación de Medicina Veterinaria, quienes hablaron de la flora, la fauna, los beneficios de las plantas,  la Tarea Vida (Plan de Estado para el enfrentamiento al cambio climático).

Al final, dibujaron sus impresiones sobre la finca y ellos mismos los premiaron. A su vez, construyeron colectivamente el nombre que llevaría el círculo y tras las propuestas y votaciones por la variante que más les gustaba, escogieron el de Amigos de la naturaleza y los animales.

Alto impacto

La idea de llevar a niñas y niños al campo tuvo éxito. Lianet Caballero González,  de 10 años, quien solo había visitado una casa en el campo cuando era muy pequeña y resultó una de las ganadoras del concurso de dibujos sobre la finca Marta, dijo: “a mí me gustó mucho esta actividad, porque te enseña de los animales, es un aprendizaje de algo nuevo”.

“Nos enseñó mucho sobre la apicultura y sobre la energía, yo nunca habría imaginado que de las heces fecales podría salir gas que puede emplearse en las casas”, comentó.

Para Lorenzo Díaz Guerra, 11 años, “la clase estuvo muy interesante y aprendimos mucho sobre el cuidado de los animales, la vida de las abejas y cómo hacen la miel”.

La presidenta del consejo de escuela –integrado por madres y padres de los estudiantes-, tuvo palabras de elogio para la labor que desempeñan Fernando Funes Monzote y su colectivo: “gracias por el esfuerzo que ustedes han hecho que solo se hace con valentía y deseos de salir adelante. En estos momentos que estamos viviendo que nos cierran las puertas y cada vez nos bloquean más, si hubieran más proyectos como esto sentiríamos menos la situación en que estamos”.

Y agregó: “los niños deben llevar esta experiencia a sus padres para que vean que no todo es desechable, que hay cosas que podemos recuperar y podemos vivir, no solo las tecnologías avanzadas, sino lo que tenemos en las manos nos sirve.

Por su parte, Teresa Morejón Montano, maestra de segundo grado y una de las guías del círculo de interés, consideró magnífica la actividad: “soy de los que piensan que uno aprende más mirando que si le cuentan. Ellos han adquirido muchos conocimientos acerca de la vida de los animales, del cuidado de la naturaleza, que coinciden con contenidos que se les dan en las asignaturas El mundo en que vivimos, Ciencias y Geografía, una asignatura que se incorpora ahora y con esto se ha enriquecido la educación y la enseñanza para los niños”.

Fernando Funes, doctor en Ciencias, catalogó de maravillosa la capacidad que tienen los niños de inspirarse y amar la naturaleza y la vida, de una manera tan flexible y pura. “El mensaje que puede dar un niño es mucho más profundo que el de un adulto. Trabajar con ellos y  poderles inculcar todas estas cosas por las cuales estamos luchando, es realmente maravilloso”. 

Niñas y niños conocen parte del equipamiento para el procesamiento de la miel. Foto: Raquel Sierra
Funes les explicó cómo el estiércol se utiliza en la generación de gas metano para el hogar y abono para mejorar el suelo. Foto: Raquel Sierra
Entre los temas del encuentro estuvieron también la biodiversidad, la Tarea Vida, con notas curiosas y premios para las respuestas correctas. Foto: Raquel Sierra
En diálogo sobre el apasionante mundo de las abejas. Foto: Raquel Sierra