Un huracán humano como lo catalogara Fernando Ortiz la encontró por casualidad en medio del mar Caribe. La isla vista más bella hasta el momento la halló en 1492 el ilustre genovés Cristóbal Colón. Desde entonces, la benjamina bien amada, controversial y añorada se muestra a todos radiante, a pesar de los obstáculos. Las cuatro letras de su nombre no pueden encerrar la grandeza de un archipiélago, llamado simplemente Cuba.

Por su ubicación estratégica en medio de las dos Américas y “la dominante posición que posee, el carácter de la población, el lugar que ocupa en la mitad del camino entre nuestra costa meridional y la isla de Santo Domingo, su vasto y abrigado puerto de La Habana y la naturaleza de sus producciones” (Callejas et. al.,2011), la Llave del Golfo ha sido, históricamente, el sueño frustrado de los Estados Unidos.

Ya a finales del siglo XVIII el gobierno norteamericano había mostrado sus pretensiones expansionistas en el continente, con especial fijación en esta tierra insurrecta, que no ha cejado en su empeño de defender al precio de cualquier sacrificio la soberanía del pueblo cubano. 

Asimismo, el libro El Diferendo Estados Unidos – Cuba destaca que ya en fecha tan temprana como 1767 “Benjamín Franklin, uno de los padres fundadores de la nación estadounidense, expresó la necesidad de colonizar el valle del Mississippi para ser usado contra Cuba”. (AA.VV., 1996:8).

Como señala Cantón (2011:19) en el libro El desafío del yugo y la estrella, “Los gobernantes norteamericanos alentaron siempre a los anexionistas cubanos. Desde 1805, Jefferson expresó sus intenciones de adueñarse de Cuba por razones estratégicas”. En 1823 ya se había anunciado la política de la Fruta Madura y, posteriormente, la Doctrina Monroe, documentos que explicitaban el interés de los Estados Unidos por Cuba. 

De ahí que la lucha de los cubanos no ha sido fácil. Para ello se ha apoyado en los valores forjados desde la formación de la idiosincrasia, sustentados en un capital humano (basado en los altos niveles de escolaridad y cultura), defensor de todas nuestras las conquistas.

Luego de tres siglos de explotación colonial por parte de España, el pueblo cubano, con el mismo espíritu irredento de siempre, lanzó “el grito de guerra” el 10 de octubre 1868, como lo catalogara Martí. Iniciaba entonces, un largo peregrinar que solo el 1ro. de Enero de 1959 lograría materializar los sueños de tantos cubanos que lucharon por ver a su Patria libre, materializados en salud y educación gratuitas…

Durante la mitad del siglo XIX y el XX trató de impedir por todos los medios el triunfo de la Revolución, y todavía en nuestros días, el gobierno de Washington ha tratado de arreciar su política internacional con respecto a nuestro país. Razón por la cual el pueblo de Cuba ha tenido que diseñar estrategias para salvaguardar la soberanía y seguridad nacional.

La estrategia política que ha acompañado a los hijos de esta tierra es el mantenimiento de la unidad; pues ha quedado demostrado a lo largo de la historia cómo la falta de esta nos ha llevado a deshonrosos fracasos y cómo en momentos coyunturales donde hemos estado unidos “como la plata en las raíces de los Andes” (Martí, 2012: 12), ha sido la fórmula infalible para vencer los obstáculos del imperialismo, basada en ideales marxistas – leninistas, martianos y fidelistas.

“La unidad nos dio la victoria” es más que una simple consigna para el desfile por el 1ro. de Mayo, es la esencia misma de la Revolución. La actual Constitución de la República de Cuba (2019) ratifica que estamos decididos a “llevar adelante la Revolución (…) sustentada en la más estrecha unidad de todas las fuerzas revolucionarias y del pueblo”. 

Asimismo, la Carta Magna vigente nos llama a estar “conscientes de que, en la edificación del socialismo, el liderazgo del Partido Comunista de Cuba (…) y la unidad nacional, constituyen pilares fundamentales y garantías de nuestro orden político, económico y social”. Y es esto, precisamente, lo que ha estado en el centro de la diana del interés nacional, que buscan la estabilidad, paz e integridad territoriales.

Con el paso de los años, nuestro archipiélago ha sabido sobreponerse a los obstáculos del imperialismo. Cuba sigue y seguirá siendo la que quiere ser y no la que diseñan en intrigas palaciegas desde la capital estadounidense. Parafraseando los últimos versos del libro Poemas sin nombre, de la egregia poetisa Dulce María Loynaz, Cuba es la novia de Colón, el Paraíso Encontrado; se muestra aún, aromática y graciosa como una taza de café; pero sin venderse a nadie. A nadie.

Bibliografía
AA. VV. (1996). El Diferendo Estados Unidos – Cuba. La Habana: Editorial Félix Varela
Callejas Opisso, Susana et. al. (2011). Historia de Cuba. Nivel Medio Superior. 2da. edición. La Habana: Editorial Pueblo y Educación.
Cantón Navarro, José. (2011). El desafío del yugo y la estrella. 3ra edición. La Habana: Editorial José Martí
Martí Pérez, José (2012). Nuestra América. Edición Crítica. La Habana: Centro de Estudios Martianos.