Pedro Mauri me convida a que vea su casita. Este vecino de la calle Infansón, entre Teresa Blanco y Juan Alonso, en Diez de Octubre, no encuentra la palabra exacta para expresar su gratitud hacia los constructores que levantan su vivienda. Prefiere entonces mostrarme cuánto ha avanzado el inmueble de dos plantas que luego disfrutará junto a su esposa, ahora de misión en Venezuela.

Él lo perdió todo tras el paso del tornado de enero último por el territorio. Su vivienda estuvo entre los 352 derrumbes totales ocurridos allí, donde se registraron un total de 6 800 afectaciones.
Ya su casa está en la recta final y aunque para el visitante pudiera parecer que a aquello le falta mucho, Pedro Mauri no lo considera así. “Aquí no quedó nada y mire usted mi baño casi listo al igual que la cocinita y la sala; arriba tendremos los dormitorios”, comenta humildemente, al tiempo que agradece a la brigada 29 de Agropecuaria Habana, de la cual forman parte José Luis Castillo y Eduardo Figueredo, quienes reconocen el aporte de este vecino, todos los días, a pie de obra.

Pronto Magdelis Calunga, vecina de la zona, también tendrá mirada de estreno. Ahora convive junto a los suyos en un espacio improvisado, mientras al lado ve crecer su hogar definitivo. Dice que los hombres de las brigadas son de oro, inclusive a veces se quedan a dormir por aquellos predios, para amanecer temprano y empezar la faena sin demoras.

En Diez de Octubre se ensañó la fuerza del meteoro, concentrando las mayores afectaciones en el área que ocupan los consejos populares Jesús del Monte, Luyanó, y una parte de Tamarindo. Este domingo, el presidente del Gobierno en La Habana Reynaldo García Zapata, acompañado de las autoridades del municipio y de otros organismos e instituciones, apreció el quehacer de las diferentes brigadas, las que recibieron el apoyo de otras fuerzas del sector en jornada de trabajo voluntario. Mientras caminaba la zona no le faltó el minuto para escuchar a quien se acercó con alguna inquietud.

En esa localidad habanera también fue palpable el apoyo de ministerios como los de Salud Pública y de Industrias, que donaron locales para contribuir a que los damnificados tengan su vivienda.

Una ojeada a la zona permitió constatar el trabajo incesante, la disposición a toda prueba. “Se está acercando el día feliz”, como dijera el presidente del Gobierno en La Habana a un vecino, quien al escuchar la frase sonrió, más que con esperanzas, con la pronta certeza de tener lo suyo.


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