Ver las calles prácticamente desiertas de guaguas, los días pasados, ha sido impactante. Sin embargo, mientras esto ocurría, la ciudad barajaba cómo usar mejor sus cartas. La agricultura, también hizo su juego y repartió las suyas.

Recientemente, al analizar las medidas del sector ante la situación energética, Luis Antonio Torres Iríbar, primer secretario del Partido en la capital, destacó el papel de la agricultura habanera al garantizar el 20 % de lo que consume y agradeció el apoyo a la ciudad, no solo en el surco, sino también en la recuperación de los daños del tornado y las obras por el medio milenio de La Habana. Se reconoce que también, ahora, ponen lo suyo en adaptarse a las circunstancias y responder por lo que les toca. 

Para luego es tarde 

La Empresa Agropecuaria Bacuranao aporta más de la mitad de las producciones agrícolas y un alto porcentaje de la ganadería de la capital, explicó su director Eduardo Amador Ramos; además comentó que se paralizaron algunas acciones, por ejemplo, la roturación del suelo para la siembra con maquinaria y decidieron “comenzar a sembrar, para no perder el petróleo que se había consumido en la preparación de suelos”. Todo apunta a la racionalidad. “Como promedio, en las vaquerías hay dos yuntas de bueyes. Queremos llegar a tres y concentrarlas para continuar lo que veníamos haciendo en la tierra”, aseguró.

Se paralizó el transporte, excepto los camiones imprescindibles para la comercialización y el tiro de agua en pipa –el 25 % de las unidades la reciben por este medio– y para la distribución de pienso, sostenes de la vitalidad de la empresa. En este sentido agregó: “Creamos un mecanismo de compactar las cargas y coordinar la recogida de ganado al matadero solo cuando se pueda llenar una rastra, además de apagar los equipos de aire (climatización); minimizar el alumbrado exterior, reforzando la guardia, como vía de prevenir incidentes y asegurar la movilidad de los trabajadores”. 

No van lejos los de alante 

La Empresa Agroforestal Habana no se queda atrás. Según su director, Luis Armando Pérez Tenrero, “nunca hemos parado las 102 yuntas de bueyes -77 en el sector cooperativo y el resto, en el estatal-, ni los 32 carretones para la distribución de productos, pero ahora se redoblan los esfuerzos con estos medios. Se garantiza la siembra de cultivos varios de septiembre y octubre, hay tierra suficiente lista y en movimiento. No debemos tener ninguna dificultad y eso garantiza alimentos para los meses próximos. La actividad forestal tampoco se ha detenido, porque también habíamos adelantado los planes”, sostiene. 

En la Empresa Agropecuaria Habana, las alternativas les “han permitido seguir llevando productos agropecuarios a mercados, puntos de venta y consumo social y en ocasiones, en coordinación con los municipios, venderlos directamente, en ferias y barrios, de manera que llegue a la población”, según su director, Juan Carlos Sicilia. 

A su vez, se orientó detener la cosecha de lo que pueda resistir, sin riesgo de perderse, hasta tanto haya posibilidad de acopiarlos y transportarlos. “Estamos sembrando tomate, lechuga y pepino en áreas que se prepararon cuando tuvimos petróleo y, con tracción animal, alistando tierras en los megaorganopónicos Primero de Mayo, en el municipio de Cotorro, y en La Coca, en el de La Habana del Este, en tanto, en Arroyo Naranjo se reparan las casas de cultivo”. 

Foto: Raquel Sierra

“Realizamos acciones internas como desyerbar y tirar en los canteros la materia orgánica y el sustrato que habíamos recibido, y así elevar el rendimiento en la campaña de frío”, dice Sicilia. 

“A su vez, aprovechan el tiempo para restablecer los sistemas de riego y no esperar a que se estabilice la situación para empezar a reparar lo que hoy puede hacerse y no lleva recursos, sino la voluntad y la inteligencia”, manifestó. 

Visión global 

Según Esmeregildo Martínez, delegado de la Agricultura en la capital cubana, deberán utilizarse al máximo –como se ha implementado en los municipios, pero no en todos con la misma velocidad-, las 981 yuntas de bueyes que se dedicaban a la preparación de suelos, sobre todo, en los cultivos de ciclo corto. 

En la ganadería, se han puesto a disposición del traslado de heno y forraje 162 carretones y se restringió el uso de 65 moledoras en el horario pico y al mínimo en el resto del día. “Se debe pastorear más y moler menos, un aporte al ahorro de energía”. 

“La ciudad, no renuncia a lo que debemos llevar a centros priorizados y mercados estatales y arrendados. A su vez, debe darse mejor uso a los caballos con equipos de tracción animal y apoyar en los municipios de la periferia a servicios comunales en la recogida de desechos sólidos”, insistió el Delegado.