“Tengo la satisfacción de haber creído profundamente en el pueblo de Cuba y de haberles inculcado esa fe a mis compañeros".
Fidel, 1/1/59

La solidaridad entre los cubanos es más visible en cada jornada desde que la máxima dirección del país anunciara las medidas relacionadas con la situación energética que enfrentamos. Valores humanos que resaltan porque siempre estuvieron allí y héroes cotidianos de los cuales podemos dar testimonio cada día al ofrecer ejemplos de cómo nos transportamos con el apoyo de los choferes estatales e incluso particulares bajo el control de los inspectores de transporte y los agentes de la PNR. 

Foto: Joyme Cuan

Recuerdo la sonrisa de Argudín, chofer de Transgaviota, a quien los pasajeros le preguntaron agradecidos para conocer su nombre. Al propio titular del Ministerio del Transporte, que hace suya la práctica de lo exigido a los demás; de otros tantos, entre los cuales destaco a Manolo, con su antigua camioneta (en perfecto estado técnico) que al responder cuánto debían pagarle –después que por voluntad propia se detuviera en una parada de ómnibus- argumentó: “Nada, solo vale lo que podamos aportar todos para hacer más soportable la situación. Es un asunto de solidaridad entre cubanos. No sé la cantidad de personas que he transportado, pero me hace feliz”. 

Foto: Joyme Cuan

No exageramos si decimos que la unidad de los cubanos es tangible y movilizadora, hasta el punto de llevarnos una sonrisa de regalo cuando nos vamos a nuestras labores cotidianas y regresamos a los hogares. Historias que se multiplican y se convierten en leyenda viva de una nueva etapa de la Revolución, en un escenario completamente diferente al del 1 de enero de 1984, cuando el propio Fidel alertaba: "No creemos que todos los problemas se vayan a resolver fácilmente, sabemos que el camino está trillado de obstáculos; pero nosotros somos hombres de fe, que nos enfrentamos siempre a las grandes dificultades” y seguidamente sentenciaba: "¡Y este pueblo bien merece todo un destino mejor, bien merece alcanzar la felicidad (…) y bien merece convertirse en uno de los primeros pueblos del mundo, por su inteligencia, por su valor, por su firmeza!” Por estos días andamos todos en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes. 

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