Cada monumento, busto o escultura en La Habana, recuerda una fecha o un hecho, rinde homenaje a una personalidad de la cultura o la política en Cuba, habanero o no. Desde su aparente silencio de piedra, mármol o bronce, impiden la ocurrencia de un olvido y conservan la memoria del pasado apresada en una forma inanimada.

A fuerza de estar siempre, algunos ojos los ignoran; pocos reparan en los datos reflejados a su lado, pues son parte indisoluble de un paisaje familiar y caluroso, bañado de sol... que por momentos parece aprendido de memoria o completamente conocido.

Sin embargo, al detener el paso ante cualquiera de estos baluartes de la Historia, es posible descubrir un nombre, recordar un sentimiento... para los habaneros y el mundo están ellos, talismanes de la memoria; anclajes del pasado en la ciudad de hoy.