La construcción de la Necrópolis de Colón se concluyó el 2 de julio de 1886. Es el cementerio más importante del país con una enorme variedad de obras escultóricas y arquitectónicas, que la dotan de gran notoriedad y misticismo.

Desde 1854, el Marquez Juan González de la Pezuela, siendo gobernador de Cuba, planteó la necesidad de construir una nueva necrópolis en La Habana, por resultar ineficiente el Cementerio de Espada, pero en aquel momento no pudo llevarse a cabo.

En 1866, autorizaron su construcción y en noviembre de 1870 acordaron realizar las bases de un concurso para la construcción del cementerio, el cual ganó el arquitecto español Calixto de Loira. Debido a esto, le otorgaron 2 mil escudos y fue el director de las obras. Se dice que poco tiempo después lo sepultaron, en el primer panteón que se erigió, denominado Galería de Tobías.

La primera piedra se colocó el 30 de octubre de 1871 y su edificación duró casi 15 años. Años más tarde, ampliaron el cementerio, construcción que concluyó en 1934.

Este lugar está situado en el barrio del Vedado, municipio de Plaza de la Revolución. Consta de grandiosos monumentos realizados por disímiles escultores cubanos y extranjeros. Recibió el nombre de Cristóbal Colón porque en un inicio se proyectó erigir un monumento en su honor, junto a sus restos, pero estos permanecieron en la Catedral de La Habana.

En su entrada cuenta con un conjunto escultórico que simbolizan las virtudes teologales: Fe, esperanza y caridad. Tiene forma rectangular como un campamento romano, con aceras y calles enumeradas que facilitan el acceso.

Está compuesto por diversos tipos de panteones y muchos son una copia a escala, de las mansiones coloniales de sus dueños originales. Para ello utilizaron diferentes materiales y estilos arquitectónicos, en dependencia de la época de la construcción y de la posición económica del fallecido.
Consta además de numerosas esculturas, algunas hechas para personalidades individuales y otras para grupos de personas, como la dedicada a los bomberos que murieron heroicamente en un acto de servicio en 1890. Obra de aproximadamente 10 metros de altura, realizada por el escultor español Agustín Querol.

La tumba donde se encuentran los restos de Amelia Goire de la Hoz, es una de las más visitadas. Era una dama de alcurnia que murió casi a término de su embarazo, el 3 de mayo de 1901. Esta se ha convertido en un centro de peregrinación y se le conoce con el nombre de La Milagrosa.
Aquí también descansan reconocidas personalidades de las artes, las ciencias así como importantes mártires revolucionarios. Entre los monumentos erigidos en honor a estos luchadores se encuentran los de Máximo Gómez y Juan Gualberto Gómez. También el dedicado a una figura del deporte cubano, el ajedrecista José Raúl Capablanca.

Esta monumental obra es visitada por miles de turistas todos los años, para conocer uno de los cementerios más importantes de América Latina. Fue declarada Monumento Nacional en 1987, por sus valores artísticos, históricos y documentales, los cuales se aprecian en toda su belleza escultórica y arquitectónica, llena de símbolos y un indiscutible halo de misterio.