Si nunca has acariciado un lomo agradecido, ni recibido de vuelta un roce entre tus piernas… Si al llegar a casa y girar la llave en la cerradura no has sentido un dulce arañazo detrás de la puerta… o en días de enfermedad unos ojos caninos no te han custodiado desde un costado de tu cama con mezcla de preocupación y confianza…
Si no conoces la complicidad de momentos oscuros o felices, en los que una mirada supera todas las barreras de ese artificio llamado “lenguaje”, cuando no existe un Princesa ni un Diego, donde no hay mascota ni dueño, ni perro ni humano, sino solamente una dupla de alma contra alma… Entonces, sí te comprendo.
Acepto no puedas entender la fuerza del lazo que seguramente muchos conocidos te han comentado y tu mirada absorta ante el llanto ajeno por la muerte de quien podrías considerar un animal de tantos, pero fue para quien enjuga sus lágrimas, amigo, compañero de juegos, confidente, lazarillo, compañía en días de profunda soledad o quizás el espacio donde verter el amor que la vida no le permitió entregarle a nadie más.
Si no los has visto ser frágiles e inocentes, pero fieros para defender a su familia –la universal, sin entendimiento de razas–, es totalmente natural que no te duela verlos vagar por las calles, enfermos, con hambre y frío.
Si aún no has abierto una puerta de tu corazón para que uno de ellos se cuele de a poco en ella (no estás obligado) para enseñarte las expresiones más bellas del desinterés, el sacrificio, la fidelidad, el agradecimiento o la lealtad, está claro que no compartas el empeño de tantos para procurarles hogares donde su dignidad como seres vivos sea respetada.
Si, definitivamente, no los quieres en tu vida pues ante todo esa es una decisión personal, expresión de la más genuina libertad individual, hazte a un lado, con la mayor delicadeza posible para que quienes les aman y protegen, encaucen sus caminos. No los maltrates.
Me encantó el artículo, totalmente de acuerdo, las personas que no les gustan los animales sencillamente que no los maltraten y permitan que sean protegidos por las personas que sí los amamos y los consideramos un miembro más de la familia.
Excelente, real y muy maravilloso, Gracias en nombre de los peluditos, esos que no tienen voz, Y si todos queremos un mundo mejor, Cuidemos nuestro animales,Yo lo considero mi projimo. Bello articulo.
Gracias Claudia por tan bello articulo, no tengo palabras...pero es como dices solo las personas que los amamos somos capaces de entender lo que se siente por ellos....Gracias....ojalá y la situacion cambie y se comience por incluir en las escuelas de alguna manera el amor y el respeto por los animales junto a los valores de la familia y el ejemplo que reciban nuestros niños....pienso que ahi es donde todo empieza y termina.....
Este es un artículo que resalta un sentimiento que no todos tienen la suerte de enriquecer y transmitir día a día, pero los que sí gozan esa dicha han tenido que aflojar alguna lágrima, sobre todo si existe una distancia circunstancial entre esta persona y su mascota. Sencillamente encantado por la redacción y estilo, y a la espera del próximo con la esperanza de que se me mueva el piso una vez más leyendo. Saludos
Muy bonito artículo. Creo que si todos tomáramos conciencia y ayudáramos a esos animalitos que andan por las calles, haríamos una buena obra por la naturaleza. No se debe permitir el maltrato a los animales, pienso que se deben profundizar en las leyes en cuanto a esto, exigir que el dueño de un animal tiene que ocuparse del mismo, no dejarlo en la calle a la suerte, no azotarlo sin compasión como a veces sucede. Hay "seres humanos" que poseen caballos y los azotan despiadadamente para que corran, quienes le van encima a un perro callejero con una bicicleta o un automóvil sin ninguna necesidad, crian cerdos y los golpean y si les reclamas te dan una mala contesta.Esas actitudes deben ser sancionadas por la ley.