“No sé qué tienen estas calles de Regla que siendo empedradas parece que de ellas brotan flores”
José Martí.
Vivir en Regla es un privilegio. Las calles del pequeño pueblo rebosan de historia y casi todos sus habitantes se conocen entre sí, por lo cual es común verlos saludarse colmados de sonrisas.
Dicen los ancianos que se puede reconocer un reglano en cualquier parte porque camina por la calle y, cuando afirmas vivir allí, la primera pregunta siempre alude a la Lanchita como medio de transporte ¿¡Quién no ha tenido que explicar alguna vez las rutas alternativas para llegar al ultramarino municipio!?
Al andar y desandar sus calles, es común encontrar lugares históricos en cada esquina. Así, al bajarse de la emblemática Lanchita se alza a la vista la Iglesia de Nuestra Señora de Regla y, unos pocos metros después, el Monumento a los Mártires del municipio.
Varias casas con fachadas coloniales adornan la callejuela adoquinada y luego de varias cuadras se reúnen PRODAL (conocida como la Pesquera) y ATLAS, esta última encargada de transportar productos refrigerados del mar.
El parque emblemático es el Julio Antonio Mella o del Trabajo, conocido popularmente como de La Mandarria debido a la estatua de un hombre desnudo que sostiene precisamente este implemento entre sus manos, símbolo del obrero.
Esta efigie se ubicó el 1ro de mayo de 1927, en cuya celebración participó el propio líder Julio Antonio Mella y fue la primera imagen erigida en honor al trabajo en Cuba y en el continente.
Otro lugar de obligada referencia es la Colina Lenin, donde la repercusión de los hechos ocurridos en la década de 1920 conllevó al entonces alcalde Dr. Antonio Bosch Martínez, a plantar un olivo en recuerdo del líder del proletariado mundial el 24 de enero de 1924, el cual representó el primer monumento en su honor fuera de la Unión Soviética.
En tardes de ocio, los cuentos de la abuela se alejan de Caperucita y Ricitos de Oro y van a parar a las anécdotas de cuando pintaron “Abajo la tiranía” en el portal de la casa y a las reuniones de la clandestinidad, historias que todo niño reglano conoce al dedillo.
Entonces, es bien merecido el título de “La Sierra Chiquita” que el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, le otorgara.

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Era maravilloso vivir en regla las Chopin tenían todo teníamos 2cines y un teatro a nada teníamos q ir a la Habana ahora tenemos q ir a la Habana para todo.hasta el parque d guagua perdimos hay q vivir aquí para saber d verdad
Ase falta q la autora d este escrito pasará x Calzada d Rgla 121 entre Gerardo Granda y Leonardo Valdés para enseñarle q no todo es color d rosa en regla. Muchas gracias pero necesitamos su ayuda
Chelsea del Sol la invitó a venir a Regla nuevamente saludos
Chelsea es reglana, no le hace falta ir a Regla, si ella vive en Regla..
Muy lindo artículo. Resalta valores de nuestro querido municipio. Creo que de forma general todos los reglanos tenemos gran sentido de pertenencia y orgullo de serlo. Las críticas a la autora no son justas, pues he tenido la oportunidad de leer artículos de su autoría donde critica aspectos que nos afectan, como lo es el transporte (Lo cortez no quita lo valiente). LO QUE SI ES MUY CIERTO ES QUE YA REGLA NO ES LA DE ANTES...Los últimos mandatos del P. Popular han dejado muy mal sabor. El municipio ha perdido muchas de sus bondades..Teniendo por ejemplo a PRODAL, hay que viajar a centros comerciales distantes para poder adquirir estos productos que no deberían faltar en nuestros establecimientos. La pizzería,lleva siglos cerrada y cuando esporádicamente ha abierto, la calidad del servico y sus platos, nada tiene que ver con la que tenía hace muchos años (famosa por su exquisitez)..Un cine hecho escombros..solo conserva la fachada..Los servicos pésimos de forma general..Perdimos la terminal de omnibus y es una verdadera odisea llegar al trabajo y/o la escuela fuera del municipio (A NADIE LE INTERESA ARREGLAR LA SITUACIÓN)..Tras el paso del tornado algunos funcionarios hicieron lo posible por solucionar el sinnúmero de problemas que se desataron, pero MUCHOS mostraron una indolencia tal que los damnificados vivimos momentos más tristes y frustantes que los sufridos en la noche del 27/01/2019...EN FIN.. es cierto que se respira deteriro de todo tipo y desinterés por los que pudieran devolver el brillo que antes disfrutamos y del cual nos sentiamos orgullosos. OJALÁ LAS COSAS PUDIERAN MEJORAR LO ANTES POSIBLE, ANTES QUE SEA DEMASIADO TARDE!!!.A pesar de nuestras profundas raíces religiosas, creo que nos está tragando la falta de fe y la incredulidad de que se cambie todo lo que debe ser cambiado.