Sentada en el portal de su casita de estreno, María del Carmen Curbelo Curiel disfruta de la brisa que a intervalos corre en esta calurosa mañana. Ella integra un núcleo familiar de 18 personas. Les dicen Los Kikos y ya no viven hacinados, sino en siete viviendas independientes.

Félix Luis Ávalos Curiel habló en nombre de todos los suyos, y también en el de los vecinos de la calle Enlace, Consejo Popular Guaicanamar, en Regla, donde ahora hay casas incluso más confortables que las existentes antes del tornado de enero último.
A las autoridades del municipio, la provincia y el país les manifestó su agradecimiento; también a los constructores del Contingente Julio Antonio Mella por edificarles sus esperanzas.
Por su parte, en la comunidad Castanedo, de Guanabacoa, es intenso el quehacer para concluir 31 viviendas en el área donde radicó una comunidad de tránsito. Un poco más allá se perfilan otras 62 en siete edificios que se levantan con el sistema de encofrado Forsa, de muy rápida conformación.

Brazo a brazo junto a los constructores puede verse trabajar a Ismerio Rodríguez, uno de los damnificados. Otros como él habitan temporalmente en albergues, pero seguros de cuánto se hace para que pronto disfruten de sus inmuebles propios.
“Aquí nos estamos comiendo el mundo; nuestros jefes supervisan para que todo salga en tiempo y bien hecho”, advierte Alexis Olocos Serrano, integrante de la ECOA 53, mientras da fino a las paredes de una vivienda casi a punto de quedar lista.
Del valioso intercambio con las autoridades locales por parte de Luis Antonio Torres Iríbar, miembro del Comité Central y Primer Secretario del Partido en La Habana, y de Reinaldo García Zapata, presidente del Gobierno en la ciudad, se perfiló la idea de situar allí unidades comerciales para acercarles a los pobladores la prestación de servicios esenciales.

En cuanto a los colectivos con serios impactos tras el paso del tornado, complace apreciar cómo la Empresa de Servicios Petroleros –Emserpet-, defendió su habitual cultura a favor de la belleza y el buen gusto; esta se puso de manifiesto en la remodelación de su Centro de Convenciones Guaicanamar.
Pero si de ensañamientos se trata, los trabajadores de la Unidad Empresarial de Base Vanguardia Socialista, perteneciente a la empresa Varona, bien podrían contar que las afectaciones a sus áreas los obligan a reponer unos 37 000 metros cuadrados de techos y frentes de fachada. Y pese a ello siguen elaborando producciones alternativas de fundición y forja.

La ciudad que mira a su medio milenio y apuesta por traer a su geografía la celebración del 26, reconoce en sus habitantes la manera en que se empinan.


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