No bastó una mañana para evocar a Vilma Espín, fundadora y presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y Heroína de la República de Cuba, nacida el 7 de abril de 1930. Fue, sin dudas, una perseverante luchadora por los derechos de la niñez, la igualdad de la mujer y la justicia social, pero también defensora del medioambiente y del desarrollo científico del país.

Sobre esa parte menos conocida de su vida y obra intercambiaron Tamara Colombié, Licenciada en Derecho y Funcionaria de la Dirección Nacional de la FMC durante 45 años y aún en activo; y la Teniente Coronel de la Reserva, Alicia Martínez, su escolta y compañera de trabajo durante más de 30 años, ya jubilada; con estudiantes de la Escuela Pedagógica Fulgencio Oroz Gómez, del Cerro, junto a su director, Osdeni Antúnez Herrera.

Foto: Norma Ferrás Pérez

El encuentro fue organizado por Madelis Delgado Reynaldo, miembro del Secretariado Provincial de la FMC. Para la apertura presentó un breve documental sobre la vida y obra de Vilma Espín e instó a los estudiantes a sostener un diálogo con las invitadas.

Tamara rememora con cariño y respeto la personalidad y pensamiento de Vilma: “Era una persona que imantaba, en ella veías el presente y el futuro. Me formó, me enseñó tantas cosas, y me señalaba los errores de una forma tan constructiva, que por eso la recuerdo todos los días. Era ambientalista, pensaba en el desarrollo del país. Por ejemplo, hoy día se habla del aprovechamiento de la energía solar, pero en los 80 ya ella pensaba en eso y atrajo donantes extranjeros para hacer proyectos sobre ese tema. Tenía un pensamiento científico que abarcaba muchas aristas de la sociedad, por eso, cada cosa que se iba a hacer, tanto en la economía como en aspectos relacionados con las ciencias sociales, estaban precedidas de una investigación”.

De igual manera, Alicia manifiesta con marcado carisma y emoción: “Como cubana, mujer y revolucionaria, haber tenido la posibilidad de estar tantos años al lado de la compañera Vilma, es la mejor escuela que he podido pasar en la vida; todos los días, hasta cuando me regañaba, me enseñaba, pues fue una persona que nos marcó profundamente. Era muy educada, inteligente, convencía con su ejemplo, trabajaba sin descanso, sin mirar el reloj. Dedicó su vida a tantas cosas que muchas personas ni conocen, porque no solo fue la federación, trabajó en muchos proyectos, y cuando el período especial realizó varias innovaciones.

“En la arena internacional dejó una huella muy profunda; con cuanto amor y respeto la vieron las africanas, latinoamericanas y europeas. Defendió el derecho de la mujer a participar en todo, excepto durante el embarazo, la lactancia y el parto. También batalló para que los hombres pudieran cuidar a sus seres queridos en la sala de los hospitales, es una tarea que aún tenemos pendiente. Le encantaba cantar, estudió ballet siete años; ella decía:- me gusta la música de radio Enciclopedia, pero también es muy sabroso bailar una conga y arrollar en los carnavales -.

“Recuerdo las visitas por todo el país, se reunía en las calles con las mujeres, los hombres y especialmente las visitas a Santiago de Cuba; porque Vilma estudió Ingeniería Química Industrial, fue la segunda mujer que se graduó de esa carrera en nuestro país, pero lo que realmente quería estudiar era medicina, decía que quería ser cirujana del corazón, pero por no dejar Santiago y venir para La Habana, cambió la carrera. Sin embargo, después decía: - la vida me impuso tener que venir a vivir a La Habana -. Cuando iba a Santiago y la gente la veía, a mí me daba mucho placer ver cómo la sentían tan cercana”.

No quiso finalizar sin dejar de transmitir un mensaje a los futuros maestros, sobre cómo se debe enseñar la historia a las nuevas generaciones: “Siento que a veces la historia se imparte de manera mecánica, pero eso tiene que cambiar, por eso es importante que ustedes la conozcan bien, para que la puedan impartir de una manera diferente, porque por ejemplo, si yo les pregunto quién fue Vilma, posiblemente me respondan que fue la presidenta de la fmc, la mujer de Raúl o la cuñada de Fidel.

“Sin embargo, ustedes tienen que saber que fue mucho más que eso, que nació en una familia con muy buenas posibilidades económicas, pero en una época donde todos los días amanecían jóvenes muertos en las calles. Por eso debemos pensar, por qué Vilma, sin tener necesidad, se involucra con algo tan peligroso como la clandestinidad, para defender a Cuba”. Y añade: “Por eso les digo que tienen que prepararse para ser buenos maestros, porque esta es la profesión más linda y humana que hay.”

Como recuerdo, obsequiaron tres fotos de momentos diferentes de la vida de Vilma Espín, entregada a estudiantes, quienes sin dudas disfrutaron el encuentro, donde aprendieron una parte de nuestra historia, contada de otra manera, con anécdotas que no encontrarán en los libros, pero que guardarán por siempre en su memoria.