Como cada 11 de enero los capitalinos honraron a la luchadora revolucionaria Celia Sánchez Manduley, con una peregrinación y un acto político-cultural por el aniversario 39 de su fallecimiento, en el Panteón de las Fuerzas Armadas, en la Necrópolis de Cristóbal Colón, donde reposan sus restos.
Después de la peregrinación desde la capilla del cementerio, se congregaron trabajadores, combatientes, cederistas, estudiantes y compañeros de lucha de Celia presididos por el miembro del Buró Provincial del Partido en La Habana, Rolando Llero Travieso; el Primer Secretario del Comité municipal del partido de Plaza de la Revolución, Jair Morales Rodríguez; el Jefe de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado, Eugenio Suárez, la Secretaria General de la FMC de La Habana, Victoria Quiñones Rodríguez y Martha D´Alvaré González, Directora Provincial de Atención a Combatientes, entre otros invitados.
De igual manera, para dar el merecido tributo a la querida heroína, estuvo Delsa Esther Puebla Viltres, conocida como Teté, la eficaz colaboradora de Celia, como la calificara Fidel. También se presentó una parte cultural con un dúo de violines de estudiantes de la Escuela Elemental de Música Manuel Saumuel, que interpretó La gran rebelión de Frank Fernández.
Las palabras centrales estuvieron a cargo de Quiñones Rodríguez, quien señaló: “…Si alguna vez se nos preguntara la mejor forma de recordar a Celia de seguro la imagen que queremos conservar es la de la luchadora que no se detuvo ante ninguna misión por compleja que fuera, la que siempre estaba cerca de quienes más necesitaban de la mano protectora de la revolución, la que no olvidaba un detalle, la que concibió en todas sus obras que lo útil tiene que ir de la mano de lo bello”.

“…A todos revelaba la pasión por el arte y la necesidad de educar al pueblo en el sano disfrute de la cultura. Mucho tuvo que ver con el diseño de los uniformes escolares, las guayaberas para mujeres y con el nacimiento de sitios tan importantes como la Comandancia General de la Plata en la Sierra Maestra, el parque Lenin, el Coppelia y el Palacio de Convenciones”.
“…Se sabe que ella lograba unir con eficacia sus responsabilidades administrativas y políticas, su trabajo junto a Fidel, con su estrecho, cotidiano y sistemático contacto popular. Se interesaba además porque los cuadros de dirección del partido y el Estado se relacionaran con la población y trataran muy concreta y directamente los problemas sobre los cuales tenían responsabilidades…”.
“Pensar a Celia es ubicarla en su justa dimensión en la construcción de la Constitución que estaremos apoyando en referendo el próximo 24 de febrero, pues en cada letra están los sueños y principios que enarboló en su lucha por la edificación de la obra colosal ya irreversible…”
Y finalmente recordó las palabras que sobre Celia expresara Armando Hart: “Quienes quieran saber el sentimiento humano que alberga un corazón comunista, quienes deseen conocer la sensibilidad humanista que hay en el corazón de los revolucionarios cubanos deben estudiar la vida de Celia, todo eso permite recordarla para siempre viva, presente y activa como lo que fue y será en el recuerdo de todos los cubanos, la fibra más íntima y querida de la revolución cubana, la más entrañable de nuestras hermanas, la más autóctona flor de la revolución, la más cabal imagen del pueblo”.