¿Los precios bajan, o los bajan? La respuesta apunta a que, como la espuma, siguen subiendo los precios de cualquier producto; especialmente los alimenticios, ya sean elaborados o que requieran serlo. Durante meses hemos oído y compartido ideas y análisis –casi como única alternativa–, acerca de que incrementar la producción era la salida para poner coto al principal elemento del fenómeno inflacionario que ha revertido el poder adquisitivo del salario.
La realidad actual, sin ese necesario respaldo productivo, es que el acto de vender constituye hoy una desenfrenada carrera para ganar más, poniendo como argumento la subida del dólar en el mercado informal.
Esta es una de las aristas tratadas por la colega Ana Maura Carbó en su reciente comentario ¿Qué y quién está detrás de un precio?; a partir de su experiencia con un cuentapropista que compra en la Zona Especial del Mariel y expende varios productos a menos precio que otros dueños de mipymes que también adquieren mercancías allí.
Ejemplifica: “un paquete de pollo, de diez libras, cuesta 300 cup menos que en otros establecimientos particulares que crecen como hongos en la geografía comunitaria de Alamar...” Olga Robaina expresa que ojalá otras mipymes se sumaran a la práctica de ese cuentapropista “pensando en los cubanos que vivimos del salario o una pequeña pensión”. El lector que se identifica como Soy de aquí dice que le preocupa mucho que las referencias de precios de los productos van aparejadas al del dólar en el mercado negro, fijado por El Toque, y se pregunta si es posible adoptar alguna medida gubernamental contra esa plataforma, que lleva tanto tiempo haciéndonos daño.
Por su parte, Elvis Frómeta señala que los precios altos no estimulan el crecimiento de la producción y “el pueblo es quien sufre las consecuencias", en tanto Tania Menéndez pone el dedo en otra llaga, pues asegura que costo y ganancia son variables inherentes a los precios, que hoy en Cuba están signados además por poco control y precios abusivos.
Imposible dejar fuera de las consideraciones la tendencia de empresas estatales a imponer precios leoninos, los cuales solo encubren ineficiencias y una dañina tendencia, de ahí que bajar los precios debe considerarse como una misión para muchos, sin subestimar escenarios como las ferias sabatinas que realizan los municipios, se supone que organizadas y que deben supervisar las autoridades locales; así quizá Jesús Sánchez varíe su opinión de que en esos lugares se concentran “abusadores”.
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Buen día. Honestamente no sé cuál es la solución, sólo sé que es insostenible y abusivo, no veo la justicia social por ningún lado. Soy jubilada trabajé toda mi vida para no ser carga ni para la familia ni el estado, y tener mi propio amparo el hecho de tener 66 años no me convierte en inútil ni "vulnerable", pero aún los que perciben un salario, sobre todo en el sector de la cultura que haces un trabajo hoy y el poco dinero que pagan tiene que durar hasta meses después que aparezca otro . Por eso pienso que la justicia social aquí sólo funciona para los que nunca han trabajado para los enfermos para quien sabe cuántas categorías pero para los trabajadores no existe. Si no entienden mi opinión, lo siento, pero no se puede seguir en esta condición, no importa qué.