Marcia de la Caridad Mirabal Martínez, vecina de calle 232 No. 3743 esq. 47, San Agustín, municipio de La Lisa, escribe para plantear una queja que “afecta mi salud y el bienestar de mi familia”.
“Justo al lado de mi vivienda (sólo nos separa una calle estrecha) hay un local para cuentapropistas y la paladar “La Carpa” (en la misma dirección) quiere hacer una discoteca. Desde el viernes 14 de febrero no tenemos vida con la música súper alta con micrófono y todo lo que haga falta para molestar a los demás. He llamado a la policía, la cual ha actuado como corresponde haciendo que bajen la música. Como la música llama jóvenes y hasta menores de edad ahora se reúnen en la calle rodeando mi casa y molestando con botellas de bebida para hacer de las suyas en la calle.
“No puedo descansar en mi propia casa. Se hace propaganda sobre la contaminación sonora, lo dañina que es para todos y sin embargo, hay quien negligentemente y a instancia superior autoriza a poner música sin examinar el lugar ni a quién pueden molestar. (…)”.
TEMOR A LA CONTAMINACIÓN
De la Zona 19 de Alamar, municipio de La Habana del Este, escribe Raúl Montesino Labañino para comunicar acerca de la “tupición en la línea fecal del edificio multifamiliar No. 680 que vierte para la calle. Esa es una zona de abundante población y los vecinos temen que este problema, que se ha mantenido por tres meses, se convierta en una contaminación”.
LA ETERNA ESPERA
Jesús San Miguel, (calle 214, entre 89 y 91 No. 8905, interior, municipio de La Lisa), explica que: “Desde 1987 espero que la Dirección Municipal de la Vivienda continúe el curso de mi derecho a tener una casa, para lo cual fui albergado con el expediente No. 53 686, según consta en las actas de esta dirección en el municipio.
“Están en mi poder documentos probatorios del pago mensual que abonaba por aquella vivienda, el registro familiar en la libreta de abastecimientos y el servicio de gas manufacturado. Todas las gestiones hasta la fecha, con la dirección municipal de la vivienda, resultaron infructuosas, aunque se me reconoce mi condición de albergado; sin embargo, ¿Cuándo dejaré de ser un albergado?
Ahora el gobierno de la capital anunció que se tomarán medidas contra los que boten la basura fuera de los cestos. Y cuándo se darán cuenta que el problema de la música alta es más extendido? Cuántas quejas publica la prensa sobre esto y no pasa nada?
Nos solidarizamos y compartimos el insulto de la compañera,toda vez que nos pasa algo similar, hemos escrito a los sitios del Portal del municipio Habana Vieja,relacionado con actividades culturales concebidas con audio y música siempre alta,además de compañera " intentando" promover con microfóno incluído en la calle Obispo,estrecha y con edificios, donde rebotan esos decibeles. Nadie responde aunque se advierte que " su opinión será respondida". Nada, que los spots de contaminación sonora,no le importan a nadie,que pena.
Mi “novísima” Ley contra el Ruido dice así; PROHIBIDO HACER RUIDO DE ALCANCE PÚBLICO EN CUALQUIER HORARIO DEL DÍA. EL VIOLADOR RECIBIRÁ MIL (1000) PESOS DE MULTA. Esto va para las instituciones estatales y personas naturales, y también para “las discotecas andantes y rodantes”. En solo DOS ORACIONES están la prohibición de hacer ruido público y la multa por su contravención. SE ACABÓ. Pueden derogarse TODAS las leyes, decretos, comisiones, etc. que hasta hoy han sido INSERVIBLES. Las regulaciones sobre el ruido son demasiado complicadas. Incluyen niveles de decibeles y hasta requieren de la intervención del CITMA para su medición. Entonces alguien toma una decisión: “Este es el nivel de sonido permisible”, lo que por nuestra experiencia NUNCA SE CUMPLE y de ahí las continuas quejas. Es que no puede cumplirse porque NINGÚN EQUIPO DE MÚSICA VIENE CON UN MEDIDOR DE DECIBELES. Entonces olvidemos todo eso. El que quiera hacer ruido tiene una solución muy antigua y olvidada: QUE INVIERTA PRIMERO EN NO MOLESTAR A NADIE Y ACONDICIONE UN LOCAL CON ACOLCHADOS EN LAS PAREDES, TECHOS, PUERTAS Y VENTANAS, HERMÉTICAMENTE CERRADO, PARA QUE NO SE FILTRE EL RUIDO AL EXTERIOR. ¿Hace falta más? Y los ruidosos que no se preocupen, que pueden estar seguros que “el bloqueo imperialista” no iba a impedir que surjan empresas particulares que se especialicen en realizar ese acondicionamiento. Para todos la balanza estaría en equilibrio. Para hacer cumplir esta Ley contra el Ruido no hacen falta ni inspectores ni medidores de decibeles, con la Policía es suficiente, ya sea porque escuchó la música (hay que tenerla alta para que la oiga) o porque hubo una denuncia, puede aparecerse en el lugar de improviso y no decir “tiene que bajar la música”, NO, sino “apague el equipo, deme su carné de identidad que tiene mil pesos de multa”. NADA MÁS y le extiende el comprobante para que vaya a pagarla a la Oficina de Multas. La pregunta es ¿Será difícil para la Policía hacer cumplir solo UNA ORACIÓN de esa Ley? Si le fuera difícil, entonces ¿para qué queremos a la Policía? Espero que no haya que esperar cientos de reuniones para que esto que es un clamor popular se lleve a efecto.
LA ETERNA ESPERA Voy a cumplir 60 años. La situación es realmente lamentable y voy a intentar responder a las interrogantes expuestas desde otros puntos de vista. Cuando se revitalizó el Movimiento de Microbrigadas en el año 1986 el Estado dispuso lo siguiente: 1) que los microbrigadistas comenzaran a levantar obras sociales como policlínicos, consultorios del Médico de la Familia, escuelas y panaderías; 2) que por cada edificio de viviendas que se levantara el 50 por ciento era para el Estado, entre otros, para resolver casos sociales, como los de LOS ALBERGADOS; 3) que el 50 por ciento restante se repartiera no entre los microbrigadistas, sino porcentualmente entre las empresas que habían aportado microbrigadistas y esfuerzo en trabajos voluntarios; 4) que los apartamentos que tocara a cada empresa fueran asignados por el sindicato NO NECESARIAMENTE a sus microbrigadistas. Esas fueron las bases INICIALES del revitalizado Movimiento de Microbrigadas, y había algo más: Los edificios no se estaban construyendo en repartos sino en cualquier espacio dentro de la ciudad aprovechando la infraestructura, y eran de pocos apartamentos. Casualmente en el año 1987 yo trabajé como voluntario muchas veces tanto en obras sociales como en edificación de viviendas. EN TODAS LAS OBRAS los microbrigadistas, HOMBRES Y MUJERES, comentaban que ellos se estaban “rompiendo el lomo” POR UN APARTAMENTO bajo un régimen de trabajo: — De lunes a viernes de 7 de la mañana a 6 de tarde. — Los sábados de 7 de la mañana a 12 del mediodía. — Los domingos si era necesario. Mientras que: — el personal de oficina podía “coger casa sin haber disparado un chícharo” en una obra, o sea, por el punto 3 de las bases; — los albergados estaban “esperando por casas tranquilamente bajo techo”, o sea, por el punto 2 de las bases, aspirando a ser parte de ese 50 por ciento del Estado. Yo supe que en el tiempo todos esos porcentajes y bases fueron cambiando, sencillamente, por una gran verdad: Todo el que estaba A PIE DE OBRA era porque tenia necesidad de vivienda y por eso estaba allí “rompiéndose el lomo”. Además, es ampliamente conocido que muchos MICROBRIGADISTAS A PIE DE OBRA estuvieron 20 años o más para obtener una vivienda por muchos motivos, entre ellos el Período Especial, el alargamiento de las obras (muchas empezadas y problemas con los materiales), MUCHOS MICROBRIGADISTAS y pocos apartamentos por edificio. Yo conocí personalmente a varios microbrigadistas que estuvieron ¡22 AÑOS! desde el mismo principio en 1986, nos conocimos en 1987, los volví a ver por casualidad en 1997 en la terminación de un edificio, y al año siguiente 1998 cuando comenzaron a disfrutar de sus apartamentos. ¿Qué conclusión pudiera sacarse de esta CRUDA REALIDAD y que NO ES UNA FANTASÍA? Bueno, independientemente del derecho que asiste a tener una casa, de las actas y documentos probatorios y reconocimiento de la condición de albergado, la respuesta a ¿cuándo dejaré de ser un albergado? ESTUVO (tiempo pasado) durante todos esos años de construcción de viviendas por microbrigadas, en que el Estado se quedaba con el 50 (ó menos) por ciento del fondo habitacional construido, y que supongo que el Estado fue entregando, como se alega siempre, “por prioridades” y posiblemente no “por escalafón”. Y resulta que “la prioridad” (fíjese ahora en las comillas) siempre violenta el escalafón, y de “prioridades” siempre estamos repletos. Sugerencia, sí, tengo una que expongo cada vez que escucho sobre problemas de vivienda: Las edificios no se levantan solos, no existe el genio de la lámpara de Aladino, los construyen los seres humanos. En las difíciles condiciones actuales la alternativa viable es REVITALIZAR EL MOVIMIENTO DE MICROBRIGADAS, pero se necesitan personas que LE METAN EL PECHO a su organización y convocar a personas con los mismos intereses: Tener una vivienda. El Estado puede entregar los materiales (lo ha hecho en múltiples ocasiones), suministrar el proyecto, personal de control, de supervisión y de capacitación de los microbrigadistas. Cada vez que lo digo solo encuentro múltiples objeciones y a mi pregunto ¿existe otra alternativa? NADIE responde. Ojalá que alguien tuviese otra solución.