Mario Troncoso Ros, de 63 años y vecino de calle Valle No. 11 e/ Espada y Hospital, municipio de Centro Habana, escribe: “El pasado 5 de febrero, sufrí un severo infarto del miocardio (…). Fui atendido con todo esmero y profesionalidad por el personal médico y paramédico del hospital Freyre de Andrade; fui dado de alta el 25 de febrero, 20 días después.“Entre las recomendaciones que me hizo el cardiólogo, una fue que contactara con la médico de la familia para que la enfermera me tomara la presión arterial a diario, a fin de llevar la estadística para la próxima consulta con el cardiólogo.“Al plantearle el asunto a la doctora, ella me responde que esa no es su responsabilidad y que debo acudir al policlínico u hospital más cercano. Apenas puedo caminar, lo hago con ayuda pues aun no he recuperado las fuerzas para una acción aparentemente tan sencilla.“El policlínico que me corresponde, el Albarrán, queda en Jovellar y Aramburu, a 14 cuadras de mi casa. ¡Ni soñar que pueda caminar esa distancia cada día en mis condiciones actuales!“¿Qué debo hacer entonces? ¿Esperar que todo marche bien por intervención divina? ¿Para qué quiero yo médicos y enfermeras de la familia que no cumplen con esa función?”

EN ESTADO SÓLIDO DEL AGUA

Pedro M. Calzada Ajete, residente en calle 104 No. 28507 e/ 285 y 287, Calabazar, municipio de Boyeros, escribe y añade una foto de la siguiente situación:

“Le adjunto solo una muestra de la cantidad de hielo impregnada a las postas de pollo ofertadas el día 13 de marzo de 2019 en el Mercado de Calabazar.

Foto: Pedro M. Calzada Ajete 

“No quiero ahondar, por ser recurrente y de larga data, en las afectaciones sufridas por la población, ya que sobre lo mismo en incontables ocasiones y a nivel nacional, se ha tratado el tema por todos los medios, incluidos la prensa y la Televisión.

“Decidir escribirle al respecto, es contribuir, con un granito más de arena a que algún día veamos resuelta la situación que tantos motivos, quejas y opiniones ocasiona en el pueblo”.