La cercanía del enemigo, el enorme poderío económico-militar que posee, sumado a una permanente agresividad que nos ubica en el punto rojo de su colimador, obligan a los cubanos a tener en la preparación para la defensa una prioridad, que no admite aplazamientos.
De ahí, todos los años, el llamado a las filas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) de aquellos jóvenes que, cumplido los 16 años, les ha cambiado la voz, salido pelos en las axilas y han optado por dejar un lado los juegos infantiles, movidos por propósitos e intereses de más alto vuelo.
Alto imprescindible en el camino, que marca un antes y un después en el discurrir personal de la existencia; unos cuantos meses en que vestirán el verde olivo como soldados del Servicio Militar Activo (SMA), a fin de adquirir “la preparación militar y política, habilidades, formación y disciplina que les permite, una vez que se licencien, pasar a ocupar cargos en las unidades como reservistas y estar listos para enfrentar y derrotar cualquier agresión armada a la Patria”.
Al amparo de la Ley, esta vez la convocatoria va dirigida a todos los jóvenes del sexo masculino, nacidos en el 2007, y lleva un llamado a inscribirse en el Registro Militar, para lo cual deberán personarse en el Área de Atención correspondiente a sus lugares de residencia o al Comité militar Municipal.