Ellos sabían que ese juego valía un campeonato, que a la etapa clasificatoria no le queda mucho y que está muy estrujada la tabla de posiciones. Entonces…ocurrió el milagro.

Se combinaron en pocos minutos sencillos de Lisbán Correa y de Roberto Loredo con una base por bolas a Andrés Hernández para congestionar los ángulos, imparable del emergente Osmel Cordero, doblete inspirador de Dayron Blanco y un boleto gratis a Stayler Hernández para volver a llenar las almohadas.
Sonaron las alarmas e Isbel Hernández, el apagafuegos por excelencia de los pativerdes se hizo cargo del montículo mientras la pizarra reflejaba ahora un cómodo 8-4 a favor de los visitantes.

Una no muy clara interferencia decretada a favor de Yhosvani Peñalver exaltó los ánimos, provocó la expulsión del mentor Alfonso Urquiola y ahí mismo esa magia inexplicable que siempre lo acompaña se fue con él a los camerinos dejando indefensa a su aguerrida tropa.

Con dos outs amenazando como una espada afilada sobre las cabezas de los industrialistas, Correa y el emergente Wilfredo Aroche fueron boleados intencionalmente después de un lanzamiento salvaje que puso el marcador 8-7 y la escena quedó lista para que “El torito” Barcelán, también empuñando como emergente, se llenara de gloria disparando el cañonazo remolcador de dos carreras que dejó tendidos en el terreno a los Vegueros, totalmente desconcertados ante las últimas acciones del partido.

Con esta victoria, además de conseguir Industriales otra vez el dominio histórico ante los pinareños (113-112), mantiene vivas las esperanzas de clasificación colocándose a solo media rayita de la zona de comodín. Este martes se inclinará la balanza de la serie particular hacia uno de los dos bandos. Apoyemos a los nuestros.