Ya arrancó la esperada Serie Nacional No. 59. Una temporada que promete ser una de las más reñidas de los últimos tiempos. La incorporación de figuras con experiencia en ligas profesionales y el retorno de directores con excelentes hojas de servicio, son ingredientes que pueden hacerla muy interesante.

Para esta temporada, ha logrado reunir -sin contar a los lanzadores- prácticamente dos equipos en uno, convirtiéndose en el elenco que más fortaleza tendrá en la banca y, por lo tanto, el que más puede generar estrategias a su cuerpo de dirección.

Foto: Joyme Cuan

¿Es posible que este grupo de alta calidad logre alzar la corona número 13 tan esperada por sus parciales desde hace diez años? Los fanáticos azules dirán que sí a coro, el resto, se refugiará en el cuerpo de serpentineros para atacar con fuerza su optimismo y para deshojar hipótesis.

Como ha sucedido siempre desde el inicio de las series nacionales, un equipo atrae la atención de apasionados fanáticos y furibundos detractores. El más ganador en estas lides y el más mediático, el único que tiene letras góticas en el uniforme y el estadio más grande, el de la vasta historia, el de la mística y el orgullo: Industriales.

Un equipo que para colmo tiene una mascota que es el rey de los animales y un director que es Rey desde su nacimiento entre los humanos. Que se nutre de una población de más de dos millones de habitantes, levanta pasiones, despierta amores incondicionales y odios acérrimos entre las multitudes, y aunque a muchos les cuesten aceptarlo públicamente, son la sal de nuestro campeonato de casa.

Foto: Joyme Cuan

Esta versión del equipo azul guarda sin dudas sus incógnitas en el montículo. La presencia en la nómina de tantos jóvenes evita la realización de un vaticinio objetivo, sin embargo, al analizar una por una sus herramientas individuales encontramos un mapa que bien nos puede guiar al encuentro de tesoros ocultos.

Muchachos recién salidos del campeonato sub 23 han inundado la lista de la preselección de la escuadra capitalina. No sería descabellado pensar que en cualquier momento pudieran dar el salto de calidad como lo hicieron en la temporada pasada Andy Rodríguez y Yandi Molina, si tenemos en cuenta la velocidad, el físico, y la experiencia que han ido acumulando.

Foto: Joyme Cuan

Si a esto le sumamos la presencia de otros con largos currículos como el recién llegado Vladimir Baños, cualquier cosa puede pasar en el terreno de juego. De Anglada, todo se ha dicho, arrimado a la buena sombra de técnicos capacitados, no sería una sorpresa que guiara a esta tropa hasta las mismas puertas de la próxima Serie del Caribe si el viento es favorable y si logra ir sorteando los escollos que sin lugar a dudas aparecerán por el camino. Esta vez soñar en azul no es una quimera. Nos vemos en el estadio.