ConCiencia, la teleserie de los sábados en Cubavisión, genera opiniones encontradas. Algo debería quedar claro: es una obra de ficción (con aciertos y desaciertos); no pretende ser «la realidad».

Uno siempre espera que una teleserie dirigida por Rudy Mora trascienda, desde el punto de vista de la factura, la medianía de las puestas en pantalla de la Televisión Cubana. ConCiencia, la teleserie de los sábados (Cubavisión, 8.30 p.m.), es un producto más que digno, en algunos acápites, sobresaliente... al menos si tomamos en cuenta la «norma» cubana.
Mora es un realizador cuidadoso, interesado... Está convencido de que en un audiovisual se puede (¿se debe?) «narrar» con todo: fotografía, montaje, musicalización, «coreografía», ambientación... Y por eso, no descuida nada, le otorga importancia a todo el entramado.
Esa vocación resulta notable en ConCiencia. Y es más que plausible: muchas veces los directores cubanos confían demasiado en los libretos y en la capacidad de los actores para concretarlos... y terminan por descuidar la puesta... y por maltratar el libreto que pretendieron honrar.
Claro (y esta puede ser una apreciación polémica), en ConCiencia esa voluntad puede llegar a abrumar... y uno termina por extrañar secuencias y planteamientos «convencionales» ante la búsqueda permanente de planos interesantes, contundentes.
Pero al César lo que es del César: Rudy Mora es uno de nuestros mejores directores. Ojalá que sus creaciones marcaran los estándares de calidad de los dramatizados en la televisión.
Lo más polémico de ConCiencia, en definitiva, no es la puesta, sino precisamente la historia (las muchas historias) que la sustentan.
La ciencia puede ser un ámbito arduo para la recreación dramática. Hay muchos peligros: didactismo, especialización a ultranza, poco interés general por las tramas específicas.
La teleserie intenta salvar esos escollos y a los conflictos profesionales de los protagonistas (el abanico es tan amplio que nadie diría a estas alturas que hacer ciencia es algo aburrido) suma dilemas personales, los problemas del día a día, los dimes y diretes, las volubilidades del carácter… porque (y este parece ser unos de los presupuestos) los científicos son personas como usted y como yo: no son (solo) esas criaturas «elevadas» que presentan los reportajes de la televisión.
Lo que sucede es que los móviles de las peripecias pueden llegar a resultar demasiado enfáticos (partiendo de la necesidad misma de hacer drama desde la ciencia) y demasiados los «frentes» que se abren. El resultado es una red tan tupida y contrastante que ha llegado a asombrar a los espectadores: «¿de verdad estas son historias reales?».
Valdría aclarar (¿habría que aclararlo?) que ConCiencia es una serie de ficción, aunque, como se explicita, esté basada en hechos reales. Los espectadores que la asumen como documento limitan su proyección y demandan lo que no corresponde: veracidad antes que verosimilitud.
El realizador tiene todo el derecho a jerarquizar y organizar su material, sin necesidad de atenerse a «la realidad», respondiendo a sus presupuestos. Y Rudy Mora ha escogido lo que le ha interesado.
Su sinceridad, su ética, su compromiso están fuera de discusión; pero parece demasiado preocupado por no «frivolizar» el material… y complejiza en demasía.
De cualquier forma, la serie deja claro que en la ciencia (y en cualquier otra actividad humana) hay material para «armar» historias… aunque contarlas de la mejor manera siga siendo el reto.
No habría que exigirle a ConCiencia los esquemas tradicionales del melodrama (por más que una parte del público lo haga y la propia serie los conjure con más frecuencia de lo que esté dispuesta a reconocer). Pero sin recurrir a las fórmulas de laboratorio se podría dosificar mejor...
El tema no está cerrado…
Yuris, muy de acuerdo con tus planteamientos. Mora, seguirá siendo uno de los mejores, por no decir el mejor director de series cubanas. El cubano es complejo a la hora de apreciar cine, pintura, TV. La serie ConCiencia, es ficción como dice, pero ,muchos se ven reflejado y ahi es donde comienzan a compararse. Si la serie fuera extranjera no se cuestionaría nada. Las novelas brasileñas, gran parte de lo que se ve es falso (FICCIÓN), pero se hacen con el objetivo de ENTRETENER, es la meta de TV GLOBO. Por qué entonces los cubanos arremetemos cuando algo de la realidad de nuestro entorno es ficcionado. ¿Acaso muchas veces la realidad no es superior?. No imagino una serie sobre los maestros en Cuba. Ejemplo la pelicula "Conducta". Los cubanos seguiremos siendo complejo, pero lo que es bueno, dos pulgares arriba. Perfecto?...el ARTE casi nunca lo es.
¿Y cómo sabe Ud. - que vive en la isla - que la 'gran parte de lo que se ve en las novelas brasileñas es FALSO' (ficción)? Fíjese en el uso de las mayúsculas. Me parece que el énfasis que Ud. le da es contrario al uso de las altas y bajas. En primera instancia, hay una diferencia entre la falsedad y la ficción. La ficción recrea la realidad, desde claves que pueden o no estar más próximas de ésta. La falsedad es algo que no existe y que en términos artísticos puede llegar a llamarse fantasía o ciencia ficción. Si algo han aprendido los brasileños es a procesar su realidad para que, dentro de los cánones del melodrama, poder enfocarla sin falsearla tanto que la desaparezcan. Cosa que en Cuba están a años luz de hacer, por ello traen todos los debates porque la realidad audiovisual a veces es tan cruda, que supera la de las calles... Por un tremendismo que nace la falta de sensibilidad y oficio de quienes están encargados de producir historias. La vida en Brasil, estimado, es ¡una gran telenovela! Con 'mocinhos', con villanos, con chismes y bretes... Que la adornen para tornarla artística y darle calidad comunicativa es otra cosa. Que no responda a su entorno y a sus motivos es lo único FALSO en toda esta historia.