Quince hombres pertenecientes a la brigada de pavimentación de Viales se empeñan en transformar el rostro de La Habana desde sus mismos cimientos.

Bajo los rayos del sol, sin importarles cuán caliente estén las temperaturas, esos hombres se enfrascan a diario en darle nueva vida a la céntrica calle Línea, y lo hacen con el corazón puesto en el justo medio de la avenida, allí donde el separador que divide los cambios direccionales del tránsito sirve de “salvavidas” a los peatones en su paso de un lado al otro de la calzada.

Trabajos en el separador vehicular de la calle Línea, en el Vedado capitalino Foto: Oscar Alvarez Delgado

Los vi por primera a principios de marzo. El sol y las altas temperaturas reinaban en ese momento, invitando a esconderse bajo las sombras de los árboles. Sin embargo, ellos permanecían a pie de obra, removiendo tierra, vertiendo materiales, poniendo un nuevo rostro al separador de la calle Línea. Esta semana los volví a ver, solo que ahora habían avanzado un tramo considerable en su empeño en darle nueva vida a una calzada vieja.

Tiré un par de fotos de lejos y sin pensarlo dos veces, grabadora en mano, me acerqué. Al frente de ellos se encontraba Fernando Domingo, jefe de brigada de pavimentación de la Empresa de Viales que ejecuta la obra. Mientras Fernando dirigía a sus trabajadores me explicó que desde finales del año pasado habían comenzado a trabajar allí.

A su mirada no escapa ningún detalle, desde las tareas para remover el césped y la tierra existente, hasta la circulación del tránsito, debidamente limitada para evitar accidentes. Sin apartarse de sus funciones me explica que el objetivo de esos trabajos es facilitarles el paso a los peatones, para evitar que se caigan o den un mal paso.

-Vemos que las piezas que están colocando son imitación de adoquines tradicionales, como si se buscara en parte traer La Habana colonial al medio del Vedado, ¿de dónde provienen están piezas?

-Sí, es parecido a lo que se ve en La Habana colonial, lo que estas son piezas de adocreto, producidas por las bloqueras donde tienen los moldes para hacerlos.

Trabajos en el separador vehicular de la calle Línea, en el Vedado capitalino Foto: Oscar Alvarez Delgado

"Nosotros aquí contamos con tres brigadas poniendo adocretos, y dos preparando condiciones, retirando el césped manualmente y subiéndolo para los camiones con la técnica mecanizada".

-¿Hasta dónde piensan llegar?
-Empezamos en Malecón y pensamos llegar hasta el Túnel de Línea. Este es un trabajo muy engorroso, el sol te calienta, paras un ratico y vuelves de nuevo, porque hay que terminar el trabajo. En total somos 15 trabajadores a pie de obra y aquí, a la par que levantamos el césped, retiramos la tierra, vamos recogiendo los escombros que generamos, y acto seguido ponemos los adocretos. Aquí quedan limpias todas las áreas de trabajo para evitar posibles accidentes y otros tipos de situaciones.

-¿Cuáles son los beneficios que ustedes le ven a esta obra?
-Aparte de la seguridad para los peatones, que es el principal objetivo de esta obra, está el hecho de que se elimina un poco de suciedad de la tierra y el césped en la calle.

-¿Después de terminar en el túnel, piensan seguir este trabajo en otras vías?
-Iremos a aquellas vías que se nos den para trabajar en ellas hasta cumplir, tal como vamos a hacer aquí. Hasta el momento no tenemos problemas con el suministro de materiales, puede que en un momento se nos dificulte, pero al otro día, a más tardar, ya lo tenemos.

-¿Cuál ha sido el impacto en los vecinos?
-Ellos están muy contentos con el trabajo que hacemos. Por aquí pasan muchos ancianos que se han caído. Los vecinos nos han felicitado por el trabajo que hacemos, nos dan buenas atenciones, tanto con agua fría, como con un buchito de café. Eso también nos estimula a trabajar cada día más y mejor, porque sabemos de la utilidad de nuestra obra.

Trabajos en el separador vehicular de la calle Línea, en el Vedado capitalino Foto: Oscar Alvarez Delgado

“Esto lleva bastante trabajo, pero es necesario hacerlo y para eso estamos nosotros. Para poner estas piezas, después de limpiar el área, se pone una capa de gravilla, una de arena, y seguido se le da cilindro para que la base se compacte. Después es que se colocan las piezas de adocreto y después un sellador, el cual se está en proceso de compra”.

Hecho un nuevo vistazo al rostro de estos hombres que insisten en desafiar al sol. Tomo el celular y saco nuevas fotos, pese al cansancio y el calor una sonrisa brilla en sus rostros. Ellos saben que la obra que realizan es importante para otros, y ello les da aliento para seguir adelante. La Habana se transforma, se renueva, se llena de colores, muchos notan el cambio en los grandes edificios, sin embargo, estos hombres le dan nueva vida desde sus mismos cimientos.