A mediados del pasado año Aguas de la Habana puso en funcionamiento una planta de procesamiento de escombros domiciliario, para gestionar y tratar, a pedido de potenciales clientes, el material resultante de demoliciones, acciones constructivas, y desplomes de inmuebles, con el consiguiente beneficio social, económico, salubre y hasta operacional, en una primera etapa, solo en el municipio Centro Habana. Eso se sabe.

Ahora es otra la noticia: Desde inicios de noviembre extendieron la posibilidad de tramitación del nuevo servicio, también a La Habana Vieja, lo cual ha posibilitado que en cinco meses de funcionamiento acopiaran y dieran tratamiento a más de 5 mil m3 de los residuos constructivos, convertidos en cuatro mil 513 m3 de material reutilizable, es decir un tipo de árido de diferentes granulometrías, una especie de grava y arena mejorada, que, por el momento, se emplea como relleno en los tapes a zanjas y perforaciones a que está obligada la empresa como resultado del cumplimiento de  su objeto social, y asimismo en la construcción y remodelación de obras civiles, de la propia entidad.

Irvins De la Victoria Gómez, jefe del grupo de tratamiento y aprovechamiento de escombros domiciliarios, explicó a Tribuna de La Habana que estamos en presencia de una prestación sin  antecedente en toda la Isla.

Precisó que aunque la planta está ubicada en Guanabacoa, los desechos son recogidos a domicilio, previa concertación con la oficina comercial, de lo cual deriva la  inscripción del cliente, a quien, en correspondencia con las magnitudes, se le entregan determinada cantidad de sacos de un metro cúbico, per cápita, con el propósito de que en ellos haga los depósitos para su posterior recogida, con transporte autocargable. Todo, gratuitamente.

La entidad también cuenta asimismo con un camión ampliroll y una retro para ser empleados cuando se trate de grandes cantidades de escombro, en plena calle.

Estamos en presencia de una suerte de reciclaje que reporta beneficios ciento por ciento: evita inundaciones por tupiciones de tragantes con los desechos, representa una contribución al ornato público, suprime criadores de roedores y otros vectores de enfermedades, fomenta la cultura del reaprovechamiento, y genera una cantera artificial, aportadora de materiales para distintos fines.

La capacidad de la planta está por definir, ha apuntado De la Victoria Gómez, quien detalló que en tanto nunca se ha trabajado a toda máquina, por inestabilidad del combustible, falta de materiales o alguna otra razón objetiva, hasta ahora como promedio se trituran  10 ó 12 m3, en 60 minutos, y unos 50 en una jornada de ocho horas.

“En naciones europeas, con larga tradición en estas prácticas, han llegado a moler hasta 24 m3 en una hora”, precisó.

Andrea Miranda López, directora de Saneamiento y Electromecánica de Aguas de La Habana, informó que como parte del encadenamiento empresarial, establecieron vínculos con una  bloquera, en interés de reabastecer también con sus producciones no aptas a la procesadora de escombros, en la cual, ya está en proyecto montar una fábrica de bloques, que recibirá de aquella parte de la materia prima, en otro eslabonamiento productivo.

En opinión de Miranda López, Aguas de La Habana apuesta por el ahorro y el reciclaje y en correspondencia abrigan la idea de ampliar este servicio a todos los municipios de la capital, con la instalación de nuevas trituradoras.