Un correo electrónico enviado a la redacción de Tribuna de La Habana, firmado por Alejandro Zarza, respondía la mayor interrogante sobre el lugar donde permaneció resguardado e indicios de quiénes realizaron la restauración de la escultura ubicada en la cúpula norte del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.
La misiva contenía el aliento de la honestidad y el respeto al reportaje de este periódico. Escribía Zarza: “Primero que todo quiero agradecer por haber tenido en cuenta el comentario mío en respuesta a las interrogantes tanto suyas como de los lectores. Por otra parte darle a conocer mi identidad, confiable del todo. Algo que en el anterior artículo no hice, soy la persona que restauró junto a otro compañero y bajo la dirección del grupo de restauración J&E, dicha Diosa griega.
“Así que lo que las personas le reclaman de fiable a mí comentario expuesto por usted, no se preocupe (…) fueron nuestras manos las que le dieron vida nuevamente a la diosa sufrida por el ciclón (se refiere al huracán Irma) y por la mala manipulación al bajarla de su trono. Saludos”.

La imagen capturada por el fotoreportero Joyme Cuan es la mayor respuesta al tercer artículo publicado y retribuye la vocación periodística martiana que borra cualquier sombra de cuestionamiento sobre interés publicitario o amarillista en la intención de develar el destino de una escultura que forma parte de un símbolo de la arquitectura histórica en La Habana. Escribía nuestro Martí:
"Sólo quien sabe de periodismo, y de lo costoso del desinterés, puede estimar de veras la energía, la tenacidad, los sacrificios, la prudencia, la fuerza de carácter que revela la aparición de un diario honrado y libre". Una sentencia que define no solo la ética profesional y el uso correcto de la profesión como servicio público y no personal, para develar todo lo que sea de interés dar a conocer, mientras no sea agredir los valores que conforman la identidad nacional y la defensa de la Patria.
Alentaba a cómo deben ser los medios de prensa: "El periódico es una espada y su empuñadura la razón. (…)” Por eso resulta loable recordar aquel reportaje publicado en la edición impresa de septiembre de 2017, bajo el título: “El rescate de un ángel” y cito las palabras de los miembros del Comando de Rescate del Cuerpo de Bomberos de Cuba: el Capitán Wilmer Yumar Mendoza y el Subteniente Javier de la Cruz González, ambos jefes de subgrupos en el Destacamento Especial de Salvamento y Rescate, quienes enfrentaron el riesgo de retirar la escultura, mientras debajo muchísimas personas permanecían atentas a las maniobras de aquellos hombres dispuestos que, dentro de una cesta, izada por una grúa, desafiaban los vientos remanentes del huracán Irma, en su proceso de alejamiento de las costas cubanas.
“El trabajo fue realmente difícil. Debíamos cumplir la tarea asignada por el Consejo de Defensa Provincial y las orientaciones de nuestro mando. Actuamos como parte de un sistema, con los compañeros de izaje y de la PNR, quienes delimitaron la zona de peligro teniendo en cuenta los riesgos que implicaba.
“Tomamos las medidas para actuar sin problemas en el menor tiempo posible. No obstante nos sorprendió la noche, y aunque tuvimos dificultad con la iluminación, contamos con los medios necesarios para alumbrarnos y estar seguros durante el cumplimiento de esa labor”, explicaba Wilmer.
Por su parte Javier, destacaba que podían “sentir los fuertes vientos de las rachas posteriores al huracán que aún permanecían sobre la ciudad. En fracciones de segundos teníamos que ingeniárnosla para resolver situaciones que se presentaran de momento. Pensar, ponernos de acuerdo en lo que podíamos hacer, o no”.
Con este reporte doy por terminado nuestro trabajo periodístico y ofrecemos a los lectores el texto íntegro del primer reportaje publicado. Agradecemos a los restauradores y esperamos que pronto vuelva a verse la esperada escultura en el lugar sobre el cual se trabaja. Una tarea nada fácil, como tampoco lo es decir la verdad sin excluir las palabras.
"En silencio, como suelen hacerse bien las cosas". Extraña frase en la pluma de un periodista, sobre todo, tratándose de un tema de interés público relacionado con el patrimonio de la nación. Después de una especie de novela de suspense por entregas, aparece el ángel-diosa misteriosamente desaparecido. De haberse realizado una investigación periodística exhaustiva, solamente sería una información más sobre un evento interesante. Con todo respeto por el señor Alejandro Zarza, quién con solo identificarse en su primer comentario habría aclarado todo, debo señalar que a veces los adjetivos son peligrosos. Referirse a la "mala manipulación al bajarla", no sé si imagina lo que debe haber sido para esos bomberos "que, dentro de una cesta, izada por una grúa, desafiaban los vientos remanentes del huracán Irma". No creo que en medio de emergencias así pueda hablarse de daños por " mala" manipulación. Debemos agradecer a ellos y al restaurador Alejandro Zarza, junto a su anónimo compañero, que La Habana recupere un bien patrimonial que todos disfrutamos.
Esta información es una bofetada de guante blanco para los malintencionados que a través de las redes sociales (triste utilización que le dan algunos) cuestionaron el retorno de la escultura y la buena fe de quienes la retiraron, los que la tuvierfon bajo su guardia y custodia, y los que la restauraron. Y agradecimiento también para el periodista por la dedicación con que hizo su trabajo.