Llegaron de madrugada, en silencio, para no despertar a nadie. El toque preciso, las palabras exactas, la puerta se abrió y la muerte entró por ella. Un reguero de balas despertó, el 12 de septiembre de 1958, a los habitantes de Juanelo, en el capitalino municipio de San Miguel del Padrón.

El reino de terror existente en Cuba ese año estaba sediento de hambre; en la ciudad, los revolucionarios no dejaban de ponerle en jaque, mientras en el interior del país el Ejército Rebelde lograba, cada día, nuevas victorias. Aquel 12 de septiembre, la soberbia y la traición se impusieron, dejando sin aliento a quienes se encontraban en el apartamento 11 de la Calle Rita, No. 271.
Los jóvenes revolucionarios Alberto Álvarez Díaz; Reynaldo Cruz Romero; Leonardo Valdés Suárez, y Onelio Dampiel Rodríguez, todos del municipio de Regla, murieron sin apenas poder defenderse tras ser, durante casi dos horas, brutalmente torturados antes de ser baleados.

Clodomira Acosta y Lidia Doce, quienes eran mensajeras del Ejército Rebelde y habían pasado la noche en ese mismo apartamento, lograron sobrevivir momentáneamente a la delación. Tras varios días de tortura, con los cuerpos deshechos por los golpes recibidos, pero sin dejar escapar una sola palabra que pudiera poner en peligro a uno solo de sus compañeros de lucha, fueron arrojadas a las profundidades del mar.
Este 12 de septiembre, en el mismo lugar de San Miguel donde ocurrieron aquellos trágicos hechos, el pueblo se reunió para rendirles merecido tributo. Un mar de pañoletas rojas flotaba sobre los hombros de pioneros de escuelas cercanas extendiéndose a lo largo de toda la calle. Ello constituyó el homenaje de las nuevas generaciones a esos mártires, ejemplos de fidelidad absoluta a la Patria.

El emotivo acto estuvo presidido por Maday Iglesias Pérez, miembro del Buró ejecutivo del Partido en La Habana; Siul Enrique Bernal, primer secretario del Partido del Comité Municipal en San Miguel del Padrón; Carlos Fidel Pérez Armenteros, vicepresidente de la Asamblea Municipal en San Miguel del Padrón. Junto a ellos se encontraban otros funcionarios y autoridades del territorio, así como pobladores de la localidad.

Mislanys Moliner Manero, primera secretaria de la UJC en San Miguel, expresó: “No tenemos ningún derecho a defraudar su legado y sus ideas, son guardianes que nos guían en el combate diario”. Igualmente hizo patente el acompañamiento y apoyo incondicional del pueblo de Cuba al de Venezuela agregando que los jóvenes “somos continuidad, somos Cuba. Aquí no se rinde nadie”.