Declarada Monumento Nacional el 8 de mayo de 1996, la Fragua Martiana es hoy a la vez Museo, escuela de valores, centro comunitario, extensión universitaria, tribuna, templo de historia de la patria.
Situada en la intersección de Hospital y Príncipe, en Centro Habana, quienes la visitan conocen el lugar exacto donde nuestro Apóstol sufrió, muy joven, los rigores de la infame prisión que, a pesar del oprobio, jamás logró doblegar su espíritu ni las ansias de libertad e independencia que abrasaban su pecho.
José Martí escribió sobre el presidio político en las canteras de San Lázaro y, este sitio, se convirtió en llama iluminadora que continúa dando luz al camino de los héroes.
Allí se creó, en el año 1944, un Rincón Martiano. Luego surgió por iniciativa de Gonzalo de Quesada la idea de crear la Fragua Martiana, y se popularizó a través de diversos medios. Fue inaugurada el 28 de enero de 1952 y desde su fundación ha permanecido entrelazada a la educación martiana y al estudio y divulgación de la obra del Héroe Nacional..
En el Centenario del Apóstol los estudiantes cubanos se dirigieron al lugar como compromiso y pacto ante la memoria de Martí y sus ideales; liberar a Cuba del yugo opresor fue su promesa. Esta Marcha de las Antorchas fue un momento esencial en la historia de la Fragua. Esos jóvenes constituyeron la Generación del Centenario y fueron dirigidos por otro joven de ideales enaltecedores, Fidel Castro.
La Fragua ha continuado directamente vinculada al quehacer martiano de la universidad, apoyada y alentada por profesores de la altura de Raimundo Lazo o Juan Marinello.
La permanencia de Martí en ese presidio con el numero 113 constituyó la prisión fecunda del culto a la dignidad plena del hombre y a la independencia de Cuba.