Los personajes golpistas y violentos de la mal denominada Mesa de la Unidad Democrática, MUD, están desenmascarados ante la opinión pública local e internacional. De manera desvergonzada hacen lobby en naciones extranjeras contra su Patria, convocan a la desobediencia civil, a desestabilizar el país, obstaculizar las elecciones populares a la Asamblea Nacional Constituyente, y arremeten disparatadamente contra el gobierno constitucional de la República Bolivariana de Venezuela
Pueden existir formas de pensamiento diametralmente opuestas, métodos de incentivo al desarrollo económico y social, también diferentes, lo que no puede aceptarse es el empleo de la violencia, el terrorismo y la desestabilización de una nación por el mero hecho de querer imponer por la fuerza otro sistema político y administrativo sin mayoritario respaldo popular en las urnas.
Y eso es lo que ocurre hoy en la República Bolivariana de Venezuela, donde los integrantes de la mal denominada “Mesa de la Unidad Democrática”, de manera disparatada, desesperada, y sin escrúpulo alguno quebrantan la institucionalidad y aplican estrategias fascistas contra la población que siente y defiende los principios bolivarianos encarnados en el extinto dignatario Hugo Chávez y el actual equipo de gobierno que preside Nicolás Maduro.
La MUD y sus acólitos no respetan los alimentos del pueblo, ni las nobles misiones de salud y educacionales, ni tampoco la entrega de viviendas dignas a los más necesitados. Ellos están embistiendo con su odio y resentimiento clasista contra lo más puro y noble conquistado por la Patria; el derecho a vivir en paz, con independencia, y con equidad social, esa que los oligarcas y sus descendientes, siguen negando.
Hay que recordar que señores como Henrique Capriles y Julio Borges, entre otros de su calaña no conocieron la abismal explotación, el analfabetismo, la escases de servicios sanitarios, o el hambre profundo vivido por la inmensa mayoría de los ciudadanos del país en la era de la IV República, esa que los ricachones como ellos, con grandes propiedades y recursos dentro y fuera del territorio, desmedidamente ambicionan.
La sensibilidad y condición humana dejó de existir en quienes promueven la destrucción y muerte de coterráneos, usan capuchas iguales a la de los terroristas por doquier, demuestran públicamente ser engendros de los golpistas de siempre, esos que no perdonan a los chavistas el haber efectuado tantos procesos electorales y haberlos derrotados en la gran mayoría, con el resultado de la votación refrendada por el pueblo.
La derecha opositora no quiere Asamblea Nacional Constituyente porque ello les dará más poder a los obreros, trabajadores, estudiantes, empresarios, a las comunas, y a otros sectores de la vida de la sociedad, antes marginados, los verdaderos representantes de la Patria.
Teme la MUD a la respuesta popular ante sus desmanes, se creen con total impunidad para organizar y ejecutar Golpes de Estado y provocar derramar la sangre de compatriotas. Sus diabólicas acciones solo son comparables con la barbarie desatada por Pinochet en Chile en la centuria pasada, al traicionar la Constitución y demandar la muerte y desaparición de seres humanos. Pero los tiempos han cambiado y hay errores de consecuencias impredecibles.
En cualquier nación civilizada con un sistema judicial imparcial y digno del planeta serían reprimidos y encarcelados por efectivos de la policía y del orden público (como indican las leyes soberanas de cada Estado) aquellas personas naturales que generan violencia, especulación, queman almacenes de alimentos, centros de salud, transportes, asesinan personas por pensar diferente, destruyen comercios, y quebrantan la tranquilidad ciudadana obstruyendo calles y avenidas.
Ejemplos de contención policial fuerte contra manifestaciones y movilizaciones, incluso pacíficas, hay miles en naciones de América y del mundo, y a veces la respuesta es excesiva, se haya publicado o no. La diferencia es que buena parte de las acontecidas en tierra venezolana, de apacibles y sosegadas no han tenido nada. Esa es la realidad que ocultan los tergiversadores de la información.
Hay además quienes se hacen cómplices de esos actos de lesa humanidad silenciando la verdad, y utilizan todo tipo de falacias para montar shows mediáticos (un modus operandi muy trillado) y culpan siempre al presidente Maduro por los sucesos, cuando saben que la oposición en ese país no es confiable, es deshonesta, esencialmente golpista y frenética.
También conocen que en los últimos tiempos esa derecha, ante su cada vez mayor degradación, está dedicada a manipular a los jóvenes ofreciéndoles sumarse a la barbarie con uso indiscriminado de sustancias nocivas a la salud, y entrega de prebendas por el servicio, eso ha sido declarado por esas propias víctimas.
La MUD perdió el rumbo de lo que debe ser un contrario, carecen de proyectos reales, de ética y moral ciudadana. Engañan una y otra vez a sus seguidores y los arrastran a una encrucijada de abismo que solo conduce a la inmundicia y la muerte, a la cual no mandan a sus hijos y allegados, esa es otra de sus actuaciones hipócritas, y adulteradas.
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