El venidero 1 de julio se cumplirán 49 años de la primera edición del Diario del Che en Bolivia. Fue un lunes, y a las 12:30 p.m. comenzó la distribución gratuita en todas las librerías. A pesar de la enorme tirada -un millón de libros- pronto se agotaron todos los ejemplares. Los cubanos estaban ansiosos por conocer los pormenores, el día a día, de la campaña emprendida en Bolivia por el mítico guerrillero, escrita de su puño y letra.
El texto, además de su valor intrínseco al recoger –como señalara Fidel en la Introducción Necesaria de aquella vez inicial- “una información pormenorizada, rigurosamente exacta e inapreciable de aquellos heroicos meses finales de su vida (Che) en Bolivia”, desbarató los planes de la CIA, el imperialismo y los enemigos de las revoluciones, de adelantarse con una publicación manipulada, con la cual desprestigiar su figura, empañar la imagen de la guerrilla y fabricar supuestas desavenencias entre aquel y su entrañable amigo y compañero el Comandante en Jefe.
Las anotaciones de quien es sin lugar a dudas el mejor paradigma del internacionalismo, comienzan el 7 de noviembre de 1966 y culminan, 11 meses después, el 7 de octubre de 1967. Recogen los principales hechos de cada jornada y tenían el propósito de servirles “como instrumento de trabajo para la evaluación constante de los hechos, las situaciones y los hombres, a la vez que daban cauce a las expresiones, de su espíritu profundamente observador, analítico, y muchas veces matizado de fino humorismo. Están sobriamente redactadas y poseen ininterrumpida coherencia desde el principio hasta el fin”, apuntó Fidel.
“Hoy comienza una nueva etapa.” Son las primeras palabras escritas por el Che en su diario. “La noticia parece divisionista.” Fue lo último que apuntó, después de consignar una “rara información” dada por el Ejército (Boliviano).
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