Cuando apenas restan horas para el cierre del período lluvioso en Cuba (mayo-octubre) y la mayoría de los territorios del país experimentan una recuperación de sus acuíferos, en La Habana, en lo concerniente a sus reservas, el panorama se presenta gris y todo indica que en lo adelante solo cabe esperar un agravamiento de la situación.

De enero a septiembre, el occidente de la Isla aparece como la región menos favorecida por las precipitaciones (82% de la media histórica), y en particular la capital está en el grupo de provincias con los mínimos más significativos, con lo cual empezarán los meses secos (noviembre-abril) con déficits significativos, llamados a incrementarse con el paso de los días, a juzgar por el comportamiento tradicional del régimen de lluvia y los pronósticos.

Para que se tenga una idea, en octubre, el mes de mayor peligro dentro de la temporada ciclónica y uno de los más lluviosos, hasta el lunes 21, la ciudad apenas acumuló el 55% de la media histórica de las precipitaciones correspondientes a ese segmento de tiempo, y sus embalses descendieron 0,4 hectómetros (400 000 metros cúbicos) comparados con el cierre de septiembre. 

De manera que ahora, cuando, al menos en teoría, mejor debiera estar el país y el territorio en materia de disponibilidad del más imprescindible de los líquidos para la vida humana, la Empresa Aguas de La Habana, entidad responsabilizada con su gestión y entrega en nuestros predios, está bombeando 350 litros por segundos, cuando deberían ser 500, adeudos que además de las escaseces, responden a regulaciones operacionales, en busca de potenciar el ahorro y una distribución más equitativa, además de tratar de evitar el colapso o salinización de acuíferos.

Tenemos que, de las cuatro principales cuencas de abasto subterráneo a la capital, Ariguanabo y Cuenca Sur exhiben niveles normales, pero descendiendo la primera y en ascenso, la segunda: mientras que la Almendares-Vento y Jaruco están en estado desfavorable, estable y ascendiendo, respectivamente.

Foto: Radio Ciudad de La Habana

En cuanto al sistema de la presa Coca-Zarza-Bacuranao, asociado al suministro a los habitantes y entidades económicas y sociales del este del territorio, de conjunto, solo alcanzan poco más del 30% de su capacidad total.

Directivos de Aguas de La Habana, informaron que ya se han reajustado horarios y cambiado ciclos en los suministros, los cuales, si bien perjudican a unos, permiten llegarles, red mediante, a otros vinculados a acuíferos más deprimidos o que viven en zonas altas o puntos más alejados de las fuentes.

Aclararon que de no producirse un evento hidrometeorológico extremo, en lo adelante disminuirán las lluvias y en consecuencia también empezará a agotarse el agua almacenada, y por tanto, economizar el recurso dejará de ser la opción más inteligente para convertirse en mandato ineludible.

En estos momentos, los capitalinos afectados por una u otra razón (ciclos más prolongados, reducción de horario, disminución de presiones…) ascienden a 45 mil, pero de no ser por los reacomodos, los perjudicados rondarían las 475 mil personas, es decir ¼ del total de los clientes.